viernes, 30 de marzo de 2012

ALMA, BUSCARTE HAS EN MÍ

Alma, buscarte has en Mí,
y a Mí buscarme has en ti.

De tal suerte pudo amor,
alma, en mí te retratar,
que ningún sabio pintor
supiera con tal primor
tal imagen estampar.

Fuiste por amor criada
hermosa, bella, y así
en mis entrañas pintada,
si te perdieres, mi amada,
Alma, buscarte has en Mí.

Que yo sé que te hallarás
en mi pecho retratada,
y tan al vivo sacada,
que si te ves te holgarás,
viéndote tan bien pintada.

Y si acaso no supieres
dónde me hallarás a Mí,
No andes de aquí para allí,
sino, si hallarme quisieres,
a Mí buscarme has en ti.

Porque tú eres mi aposento,
eres mi casa y morada,
y así llamo en cualquier tiempo,
si hallo en tu pensamiento
estar la puerta cerrada.

Fuera de ti no hay buscarme,
porque para hallarme a Mí,
bastará sólo llamarme,
que a ti iré sin tardarme
y a Mí buscarme has en ti.


Santa Teresa de Jesús

lunes, 26 de marzo de 2012

Salmo 41

SALMO 41 (40)
 
Dichoso quien socorre al indefenso

41:1 Del maestro de coro. Salmo de David.
41:2 Feliz el que se ocupa del débil y del pobre:
el Señor lo librará en el momento del peligro.
41:3 El Señor lo protegerá y le dará larga vida,
lo hará dichoso en la tierra
y no lo entregará a la avidez de sus enemigos.
41:4 El Señor lo sostendrá en su lecho de dolor
y le devolverá la salud.
41:5 Yo dije: "Ten piedad de mí, Señor,
sáname, porque pequé contra ti".
41:6 Mis enemigos sólo me auguran desgracias:
"¿Cuándo se morirá y desaparecerá su nombre?"
41:7 Si alguien me visita, habla con falsedad,
recoge malas noticias y las divulga al salir.
41:8 Mis adversarios se juntan
para murmurar contra mí,
y me culpan de los males que padezco, diciendo:
41:9 "Una enfermedad incurable ha caído sobre él;
ese que está postrado no volverá a levantarse".
41:10 Hasta mi amigo más íntimo, en quien yo confiaba,
el que comió mi pan, se puso contra mí.
41:11 Pero tú, Señor, ten piedad de mí;
levántame y les daré su merecido.
41:12 En esto reconozco que tú me amas,
en que mi enemigo no canta victoria sobre mí.
41:13 Tú me sostuviste a causa de mi integridad,
y me mantienes para siempre en tu presencia.
* * *
41:14 ¡Bendito sea el Señor, el Dios de Israel,
desde siempre y para siempre!
¡Amén! ¡Amén! 

viernes, 23 de marzo de 2012

AYES DEL DESTIERRO

¡Cuán triste es, Dios mío,
la vida sin ti!
Ansiosa de verte,
deseo morir.

Carrera muy larga
es la de este suelo,
morada penosa,
muy duro destierro.
¡Oh sueño adorado!
sácame de aquí!
Ansiosa de verte,
deseo morir.

Lúgubre es la vida,
amarga en extremo;
que no vive el alma
que está de ti lejos.
¡Oh dulce bien mío,
que soy infeliz!
Ansiosa de verte,
deseo morir.

¡Oh muerte benigna,
socorre mis penas!
Tus golpes son dulces,
que el alma libertan.
¡Qué dicha, oh mi Amado,
estar junto a Ti!
Ansiosa de verte,
deseo morir.

El amor mundano
apega a esta vida;
el amor divino
por la otra suspira.
Sin ti, Dios eterno,
¿quién puede vivir?
Ansiosa de verte,
deseo morir.

La vida terrena
es continuo duelo:
vida verdadera
la hay sólo en el cielo.
Permite, Dios mío,
que viva yo allí.
Ansiosa de verte,
deseo morir.

¿Quién es el que teme
la muerte del cuerpo,
si con ella logra
un placer inmenso?
¡Oh! sí, el de amarte,
Dios mío, sin fin.
Ansiosa de verte,
deseo morir.

Mi alma afligida
gime y desfallece.
¡Ay! ¿quién de su amado
puede estar ausente?
Acabe ya, acabe
aqueste sufrir.
Ansiosa de verte,
deseo morir.

El barbo cogido
en doloso anzuelo
encuentra en la muerte
el fin del tormento.
¡Ay!, también yo sufro,
bien mío, sin ti,
Ansiosa de verte,
deseo morir.

En vano mi alma
te busca oh mi dueño;
Tú, siempre invisible,
no alivias su anhelo.
¡Ay! esto la inflama,
hasta prorrumpir:
Ansiosa de verte,
deseo morir.

¡Ay!, cuando te dignas
Entrar en mi pecho,
Dios mío, al instante
el perderte temo.
Tal pena me aflige
y me hace decir:
Ansiosa de verte,
deseo morir.

Haz, Señor, que acabe
tan larga agonía;
socorre a tu sierva
que por ti suspira.
Rompe aquestos hierros
y sea feliz.
Ansiosa de verte,
deseo morir.

Mas no, dueño amado,
que es justo padezca;
que expíe mis yerros,
mis culpas inmensas.
¡Ay!, logren mis lágrimas
te dignes oír:
Ansiosa de verte,
deseo morir.


Santa Teresa de Jesús

lunes, 19 de marzo de 2012

Salmo 40

SALMO 40 (39)
 
Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad
 
40:1 Del maestro de coro. De David. Salmo.

Proclamación de los beneficios recibidos

40:2 Esperé confiadamente en el Señor:
él se inclinó hacia mí
y escuchó mi clamor.
40:3 Me sacó de la fosa infernal,
del barro cenagoso;
afianzó mis pies sobre la roca
y afirmó mis pasos.
40:4 Puso en mi boca un canto nuevo,
un himno a nuestro Dios.
Muchos, al ver esto, temerán
y confiarán en el Señor.
40:5 ¡Feliz el que pone en el Señor
toda su confianza,
y no se vuelve hacia los rebeldes
que se extravían tras la mentira!
40:6 ¡Cuántas maravillas has realizado,
Señor, Dios mío!
Por tus designios en favor nuestro,
nadie se te puede comparar.
Quisiera anunciarlos y proclamarlos,
pero son innumerables. 

La verdadera acción de gracias

40:7 Tú no quisiste víctima ni oblación;
pero me diste un oído atento;
no pediste holocaustos ni sacrificios,
40:8 entonces dije: "Aquí estoy.
40:9 En el libro de la Ley está escrito
lo que tengo que hacer:
yo amo, Dios mío, tu voluntad,
y tu ley está en mi corazón".
40:10 Proclamé gozosamente tu justicia
en la gran asamblea;
no, no mantuve cerrados mis labios,
tú lo sabes, Señor.
40:11 No escondí tu justicia dentro de mí,
proclamé tu fidelidad y tu salvación,
y no oculté a la gran asamblea
tu amor y tu fidelidad. 

Súplica en un momento de peligro
(Salmo 70, 1-5)

40:12 Y tú, Señor, no te niegues
a tener compasión de mí;
que tu amor y tu fidelidad
me protejan sin cesar.
40:13 Porque estoy rodeado de tantos males,
que es imposible contarlos.
Las culpas me tienen atrapado
y ya no alcanzo a ver:
son más que los cabellos de mi cabeza,
y me faltan las fuerzas.
40:14 Líbrame, Señor, por favor;
Señor, ven pronto a socorrerme.
40:15 Que se avergüencen y sean humillados
los que quieren acabar con mi vida.
Que retrocedan confundidos
los que desean mi ruina;
40:16 queden pasmados de vergüenza
los que se ríen de mí.
40:17 Que se alegren y se regocijen en ti
todos los que te buscan,
y digan siempre los que desean tu victoria:
"¡Qué grande es el Señor!"
40:18 Yo soy pobre y miserable,
pero el Señor piensa en mí;
tú eres mi ayuda y mi libertador,
¡no tardes, Dios mío!

viernes, 16 de marzo de 2012

¡OH HERMOSURA QUE EXCEDÉIS!

¡Oh hermosura que excedéis
a todas las hermosuras!
Sin herir dolor hacéis,
y sin dolor deshacéis,
el amor de las criaturas.

Oh ñudo que así juntáis
dos cosas tan desiguales,
no sé por qué os desatáis,
pues atado fuerza dais
a tener por bien los males.

Juntáis quien no tiene ser
con el Ser que no se acaba;
sin acabar acabáis,
sin tener que amar amáis,
engrandecéis nuestra nada.


Santa Teresa de Jesús

lunes, 12 de marzo de 2012

Salmo 39

SALMO 39 (38)

El hombre es un soplo que desaparece

39:1 Del maestro de coro. De Iedutún. Salmo de David. 

La rebelión frente al mal

39:2 Yo pensé: "Voy a vigilar mi proceder
para no excederme con la lengua;
le pondré una mordaza a mi boca,
mientras tenga delante al malvado".
39:3 Entonces me encerré en el silencio,
callé, pero no me fue bien:
el dolor se me hacía insoportable;
39:4 el corazón me ardía en el pecho,
y a fuerza de pensar, el fuego se inflamaba,
¡hasta que al fin tuve que hablar! 

Reflexión sobre la caducidad de la vida

39:5 Señor, dame a conocer mi fin
y cuál es la medida de mis días,
para que comprenda lo frágil que soy:
39:6 no me diste más que un palmo de vida,
y mi existencia es como nada ante ti.
Ahí está el hombre: es tan sólo un soplo, Pausa
39:7 pasa lo mismo que una sombra;
se inquieta por cosas fugaces
y atesora sin saber para quién.
39:8 Y ahora, Señor, ¿qué esperanza me queda?
Mi esperanza está puesta sólo en ti:
39:9 líbrame de todas mis maldades,
y no me expongas a la burla de los necios. 

Súplica confiada

39:10 Yo me callo, no me atrevo a abrir la boca,
porque eres tú quien hizo todo esto.
39:11 Aparta de mí tus golpes:
¡me consumo bajo el peso de tu mano!
39:12 Tú corriges a los hombres,
castigando sus culpas;
carcomes como la polilla sus tesoros:
un soplo, nada más, es todo hombre. Pausa
39:13 Escucha, Señor, mi oración;
presta oído a mi clamor;
no seas insensible a mi llanto,
porque soy un huésped en tu casa,
un peregrino, lo mismo que mis padres.
39:14 No me mires con enojo,
para que pueda alegrarme,
antes que me vaya y ya no exista más.

viernes, 9 de marzo de 2012

COLOQUIO AMOROSO

Si el amor que me tenéis,
Dios mío, es como el que os tengo,
Decidme: ¿en qué me detengo?
O Vos, ¿en qué os detenéis?

- Alma, ¿qué quieres de mí?
? Dios mío, no más que verte.
? Y ¿qué temes más de ti?
? Lo que más temo es perderte.

Un alma en Dios escondida
¿qué tiene que desear,
sino amar y más amar,
y en amor toda escondida
tornarte de nuevo a amar?

Un amor que ocupe os pido,
Dios mío, mi alma os tenga,
para hacer un dulce nido
adonde más la convenga.


Santa Teresa de Jesús

lunes, 5 de marzo de 2012

Salmo 38

SALMO 38 (37)

En ti, Señor, pongo mi esperanza

38:1 Salmo de David. En memoria. 

Intensidad de los sufrimientos

38:2 Señor, no me reprendas por tu enojo
ni me castigues por tu indignación.
38:3 Porque me han traspasado tus flechas
y tu brazo se descargó sobre mí:
38:4 no hay parte sana en mi carne,
a causa de tu furor.
No hay nada intacto en mis huesos,
a causa de mis pecados;
38:5 me siento ahogado por mis culpas:
son como un peso que supera mis fuerzas.
38:6 Mis heridas hieden y supuran,
a causa de mi insensatez;
38:7 estoy agobiado, decaído hasta el extremo,
y ando triste todo el día.
38:8 Siento un ardor en mis entrañas,
y no hay parte sana en mi carne;
38:9 estoy agotado, deshecho totalmente,
y rujo con más fuerza que un león.
38:10 Tú, Señor, conoces todos mis deseos,
y no se te ocultan mis gemidos:
38:11 mi corazón palpita, se me acaban las fuerzas,
y me falta hasta la luz de mis ojos.
38:12 Mis amigos y vecinos se apartan de mis llagas,
mis parientes se mantienen a distancia;
38:13 los que atentan contra mí me tienden lazos,
y los que buscan mi ruina me amenazan de muerte;
todo el día proyectan engaños. 

Paciencia y confianza en medio del dolor

38:14 Pero yo, como un sordo, no escucho;
como un mudo, no abro la boca:
38:15 me parezco a uno que no oye
y no tiene nada que replicar.
38:16 Yo espero en ti, Señor:
tú me responderás, Señor, Dios mío.
38:17 Sólo te pido que no se rían de mí,
ni se aprovechen cuando tropiecen mis pies.
38:18 Porque estoy a punto de caer
y el dolor no se aparta de mí:
38:19 sí, yo confieso mi culpa
y estoy lleno de pesar por mi pecado.
38:20 Mi enemigos mortales son fuertes;
y son muchos los que me odian sin motivo,
38:21 los que me retribuyen con maldades
y me atacan porque busco el bien.
38:22 Pero tú, Señor, no me abandones,
Dios mío, no te quedes lejos de mí;
38:23 ¡apresúrate a venir en mi ayuda,
mi Señor, mi salvador!

viernes, 2 de marzo de 2012

SOBRE AQUELLAS PALABRAS "DILECTUS MEUS MIHI"

Ya toda me entregué y di,
y de tal suerte he trocado,
que es mi Amado para mí,
y yo soy para mi Amado.

Cuando el dulce Cazador
me tiró y dejó rendida,
en los brazos del amor
mi alma quedó caída,
y cobrando nueva vida
de tal manera he trocado,
que es mi Amado para mí,
y yo soy para mi Amado.

Hirióme con una flecha
enherbolada de amor,
y mi alma quedó hecha
una con su Criador;
ya yo no quiero otro amor,
pues a mi Dios me he entregado,
y mi Amado es para mí,
y yo soy para mi amado.


Santa Teresa de Jesús