lunes, 31 de diciembre de 2012

Salmo 81

SALMO 81 (80)

Ojalá me escuchara mi pueblo

81:1 Del maestro de coro. Con la cítara de Gat. De Asaf. 

Invitación a la alabanza

81:2 ¡Canten con júbilo al Señor, nuestra fuerza,
aclamen al Dios de Jacob!
81:3 Entonen un canto, toquen el tambor,
y la cítara armoniosa, junto con el arpa.
81:4 Toquen la trompeta al salir la luna nueva,
y el día de luna llena, el día de nuestra fiesta.
81:5 Porque esta es una ley para Israel,
un precepto del Dios de Jacob:
81:6 él se la impuso como norma a José,
cuando salió de la tierra de Egipto. 

Oráculo de Dios

Oigo una voz desconocida que dice:
81:11c "Abre tu boca y la llenaré con mi palabra.
81:7 Yo quité el peso de tus espaldas
y tus manos quedaron libres de la carga.
81:8 Clamaste en la aflicción, y te salvé;
te respondí oculto entre los truenos,
aunque me provocaste junto a las aguas de Meribá.
  Pausa
81:9 Oye, pueblo mío, yo atestiguo contra ti,
¡ojalá me escucharas, Israel!
81:10 No tendrás ningún dios extraño,
no adorarás a ningún dios extranjero: 

81:11 yo, el Señor, soy tu Dios,
que te hice subir de la tierra de Egipto.
81:12 Pero mi pueblo no escuchó mi voz,
Israel no me quiso obedecer:
81:13 por eso los entregué a su obstinación,
para que se dejaran llevar por sus caprichos.
81:14 ¡Ojalá mi pueblo me escuchara,
e Israel siguiera mis caminos!
81:15 Yo sometería a sus adversarios en un instante,
y volvería mi mano contra sus opresores.
81:16 Los enemigos del Señor tendrían que adularlo,
y ese sería su destino para siempre;
81:17 yo alimentaría a mi pueblo con lo mejor del trigo
y lo saciaría con miel silvestre".

viernes, 28 de diciembre de 2012

A LA CIRCUNCISIÓN

Vertiendo está sangre,
¡Dominguillo, eh!
Yo no sé por qué.

¿Por qué, te pregunto,
hacen dél justicia,
pues es inocente
y no tiene malicia?
Tuvo gran codicia,
yo no sé por qué,
de mucho amarmé,
¡Dominguillo, eh!

¿Pues luego en naciendo,
le han de atormentar?
 Sí, que está muriendo
por quitar el mal.
¡Oh, qué gran Zagal
será, por mi fe!
¡Dominguillo, eh!

¿Tú no lo has mirado,
que es niño inocente?
 Ya me lo han contado
Brasillo y Llorente.
Gran inconveniente
será no amarlé,
¡Dominguillo, eh!


Santa Teresa de Jesús

lunes, 24 de diciembre de 2012

Salmo 80

SALMO 80 (79)

Que resplandezca tu rostro, Señor, y nos salvarás

80:1 Del maestro de coro. Según la melodía de "Los lirios".
Testimonio. De Asaf. Salmo. 

Lamentación por la ruina nacional

80:2 Escucha, Pastor de Israel,
tú que guías a José como a un rebaño;
tú que tienes el trono sobre los querubines,

80:3 resplandece ante Efraím, Benjamín y Manasés;
reafirma tu poder y ven a salvarnos.
80:4 ¡Restáuranos, Señor de los ejércitos,
que brille tu rostro y seremos salvados!
80:5 Señor de los ejércitos,
¿hasta cuándo durará tu enojo,
a pesar de las súplicas de tu pueblo?
80:6 Les diste de comer un pan de lágrimas,
les hiciste beber lágrimas a raudales;
80:7 nos entregaste a las disputas de nuestros vecinos,
y nuestros enemigos se burlan de nosotros.
80:8 ¡Restáuranos, Señor de los ejércitos,
que brille tu rostro y seremos salvados! 

Israel, la vid del Señor

80:9 Tú sacaste de Egipto una vid,
expulsaste a los paganos y la plantaste;
80:10 le preparaste el terreno, echó raíces
y llenó toda la región.
80:11 Las montañas se cubrieron con su sombra,
y los cedros más altos con sus ramas;
80:12 extendió sus sarmientos hasta el mar
y sus retoños hasta el Río.
80:13 ¿Por qué has derribado sus cercos
para que puedan saquearla
todos los que pasan?
80:14 Los jabalíes del bosque la devastan
y se la comen los animales del campo. 

Plegaria y promesa de fidelidad

80:15 Vuélvete, Señor de los ejércitos,
observa desde el cielo y mira:
ven a visitar tu vid,
80:16 la cepa que plantó tu mano,
el retoño que tú hiciste vigoroso.
80:17 ¡Que perezcan ante el furor de tu mirada
los que le prendieron fuego y la talaron!
80:18 Que tu mano sostenga al que está a tu derecha,
al hombre que tú fortaleciste,
80:19 y nunca nos apartaremos de ti:
devuélvenos la vida e invocaremos tu Nombre.
80:20 ¡Restáuranos, Señor de los ejércitos,
que brille tu rostro y seremos salvados!

AL NACIMIENTO DE JESÚS

Hoy nos viene a redimir
un Zagal, nuestro pariente,
Gil, que es Dios omnipotente.

 Por eso nos ha sacado
de prisión a Satanás;
mas es pariente de Bras,
y de Menga, y de Llorente.
¡Oh, que es Dios omnipotente!

 Pues si es Dios, ¿cómo es vendido
y muere crucificado?
 ¿No ves que mató el pecado,
padeciendo el inocente?
Gil, que es dios omnipotente.

 Mi fe, yo lo vi nacido
de una muy linda Zagala.
 Pues si es Dios ¿cómo ha querido
estar con tan pobre gente?
 ¿No ves, que es omnipotente?

 Déjate de esas preguntas,
muramos por le servir,
y pues El viene a morir
muramos con El, Llorente,
pues es Dios omnipotente.



Santa Teresa de Jesús 

viernes, 21 de diciembre de 2012

MUERE LA VIDA

Muere la Vida y vivo yo sin vida
ofendido la vida de mi muerte;
sangre divina de las venas vierte
y mi diamante su dureza olvida.

Está la majestad de Dios tendida
en una dura cruz, y yo de suerte
que soy de sus dolores el más fuerte
y de su cuerpo la mayor herida.

¡Oh duro corazón de mármol frio!
¿Tiene tu Dios abierto el lado izquierdo
y no te vuelves un copioso rio?

Morir por él será divino acuerdo;
más eres tú mi vida, Cristo mío,
y como no la tengo, no la pierdo.



 Lope de Vega

lunes, 17 de diciembre de 2012

Salmo 79

SALMO 79 (78)

Han profanado, Señor, tu santo templo

79:1 Salmo de Asaf. 

La destrucción de la Ciudad santa
 
Señor, los paganos invadieron tu herencia,
profanaron tu santo Templo,
hicieron de Jerusalén un montón de ruinas;
79:2 dieron los cadáveres de tus servidores
como pasto a las aves del cielo,
y la carne de tus amigos, a las fieras de la tierra.
79:3 Derramaron su sangre como agua
alrededor de Jerusalén
y nadie les daba sepultura.
79:4 Fuimos el escarnio de nuestros vecinos,
la irrisión y la burla de los que nos rodean.
79:5 ¿Hasta cuándo, Señor?
¿Estarás enojado para siempre?
¿Arderán tus celos como un fuego? 

Súplica por la liberación

79:6 Derrama tu furor
sobre las naciones que no te reconocen,
y sobre los reinos que no invocan tu Nombre,
79:7 porque han devorado a Jacob,
y han devastado su dominio.
79:8 No recuerdes para nuestro mal
las culpas de otros tiempos;
compadécete pronto de nosotros,
porque estamos totalmente abatidos.
79:9 Ayúdanos, Dios salvador nuestro,
por el honor de tu Nombre;
líbranos y perdona nuestros pecados,
a causa de tu Nombre.
79:10 ¿Por qué han de decir los paganos:
"¿Dónde está su Dios?"
Que se ponga de manifiesto entre las naciones,
ante nuestros propios ojos,
cómo has vengado la sangre de tus servidores,
que ha sido derramada.
79:11 Llegue hasta tu presencia
el lamento de los cautivos,
preserva con tu brazo poderoso
a los que están condenados a muerte.
79:12 Devuelve siete veces a nuestros vecinos
la afrenta que te hicieron, Señor.
79:13 Y nosotros, que somos tu pueblo
y las ovejas de tu rebaño,
te daremos gracias para siempre,
y cantaremos tus alabanzas
por todas las generaciones.

viernes, 14 de diciembre de 2012

Ofrecimiento

Señor, Tú regaste los campos de flores
que llenan el aire de aroma y frescor,
cubriste los cielos de inmensos fulgores
y diste a los mares su eterno rumor.

Doquier resplandece tu amor sin segundo;
la tierra proclama tu gloria doquier;
y en medio a esos himnos que brotan del mundo,
yo quiero elevarte mi voz de placer.



 Amado Nervo

lunes, 10 de diciembre de 2012

Salmo 78

SALMO 78 (77)

Lo que nos contaron nuestros antepasados

78:1 Poema de Asaf. 

Finalidad del poema

Pueblo mío, escucha mi enseñanza,
presta atención a las palabras de mi boca:
78:2 yo voy a recitar un poema,
a revelar enigmas del pasado.
78:3 Lo que hemos oído y aprendido,
lo que nos contaron nuestros padres,
78:4 no queremos ocultarlo a nuestros hijos,
lo narraremos a la próxima generación:
son las glorias del Señor y su poder,
las maravillas que él realizó.
78:5 El Señor dio una norma a Jacob,
estableció una ley en Israel,
y ordenó a nuestros padres
enseñar estas cosas a sus hijos.
78:6 Así las aprenderán las generaciones futuras
y los hijos que nacerán después;
y podrán contarlas a sus propios hijos,
78:7 para que pongan su confianza en Dios,
para que no se olviden de sus proezas
y observen sus mandamientos.
78:8 Así no serán como sus padres,
una raza obstinada y rebelde,
una raza de corazón inconstante
y de espíritu infiel a Dios:
78:9 como los arqueros de la tribu de Efraím,
que retrocedieron en el momento del combate.
78:10 Ellos no mantuvieron su alianza con Dios,
se negaron a seguir su ley;
78:11 olvidaron las proezas del Señor
y las maravillas que les hizo ver. 

Las maravillas del Éxodo

78:12 El Señor hizo prodigios a la vista de sus padres,
en la tierra de Egipto, en los campos de Tanis;
78:13 abrió el Mar para darles paso
y contuvo las aguas como un dique;
78:14 de día los guiaba con la nube
y de noche, con el resplandor del fuego. 

78:15 Partió las rocas en el desierto
y les dio de beber a raudales:
78:16 sacó manantiales del peñasco,
hizo correr las aguas como ríos.

La rebeldía de Israel

78:17 Pero volvieron a pecar contra él
y a rebelarse contra el Altísimo en el desierto:
78:18 tentaron a Dios en sus corazones,
pidiendo comida a su antojo.
78:19 Hablaron contra Dios, diciendo:
"¿Acaso tiene Dios poder suficiente
para preparar una mesa en el desierto?
78:20 Es verdad que cuando golpeó la roca,
brotó el agua y desbordaron los torrentes;
pero ¿podrá también darnos pan
y abastecer de carne a su pueblo?".
78:21 El Señor, al oírlos, se indignó,
y un fuego se encendió contra Jacob;
su enojo se alzó contra Israel,
78:22 porque no creyeron en Dios
ni confiaron en su auxilio. 

La condescendencia divina

78:23 Entonces mandó a las nubes en lo alto
y abrió las compuertas del cielo:
78:24 hizo llover sobre ellos el maná,
les dio como alimento un trigo celestial;
78:25 todos comieron un pan de ángeles,
les dio comida hasta saciarlos.
78:26 Hizo soplar desde el cielo el viento del este,
atrajo con su poder el viento del sur;
78:27 hizo llover sobre ellos carne como polvo
y pájaros como arena del mar:
78:28 los dejó caer en medio del campamento,
alrededor de sus carpas.
78:29 Ellos comieron y se hartaron,
el Señor les dio lo que habían pedido;
78:30 pero apenas saciaron su avidez,
cuando aún estaban con la boca llena,
78:31 la ira del Señor se desató contra ellos:
hizo estragos entre los más fuertes
y abatió a lo mejor de Israel. 

La infidelidad del Pueblo y la misericordia de Dios

78:32 A pesar de todo, volvieron a pecar
y no creyeron en sus maravillas;
78:33 por eso él acabó sus días como un soplo,
y sus años en un solo instante.
78:34 Cuando los hacía morir, lo buscaban
y se volvían a él ansiosamente:
78:35 recordaban que Dios era su Roca,
y el Altísimo, su libertador.
78:36 Pero lo elogiaban de labios para afuera
y mentían con sus lenguas;
78:37 su corazón no era sincero con él
y no eran fieles a su alianza.
78:38 El Señor, que es compasivo,
los perdonaba en lugar de exterminarlos;
una y otra vez reprimió su enojo
y no dio rienda suelta a su furor:
78:39 sabía que eran simples mortales,
un soplo que pasa y ya no vuelve.
78:40 ¡Cuántas veces lo irritaron en el desierto
y lo afligieron en medio de la soledad!
78:41 Volvían a tentar a Dios
y a exasperar al Santo de Israel,
78:42 sin acordarse de lo que hizo su mano,
cuando los rescató de la opresión. 

Las intervenciones de Dios en favor de su Pueblo

78:43 Porque él hizo portentos en Egipto
y prodigios en los campos de Tanis;
78:44 convirtió en sangre sus canales,
y también sus ríos, para que no bebieran;
78:45 les mandó tábanos voraces
y ranas que hacían estragos.
78:46 Entregó sus cosechas al pulgón
y el fruto de sus trabajos a las langostas;
78:47 destruyó sus viñedos con el granizo
y sus higueras con la helada;
78:48 desató la peste contra el ganado
y la fiebre contra los rebaños.
78:49 Lanzó contra ellos el ardor de su enojo,
su ira, su furor y su indignación
—un tropel de mensajeros de desgracias—
78:50 dando así libre curso a su furor;
no los quiso librar de la muerte,
hizo que la peste acabara con sus vidas.
78:51 Hirió a los primogénitos de Egipto,
a los hijos mayores de la tierra de Cam;
78:52 sacó a su pueblo como a un rebaño,
y los guió como a ovejas por el desierto:
78:53 los condujo seguros y sin temor,
mientras el Mar cubría a sus adversarios.
78:54 Los llevó hasta su Tierra santa,
hasta la Montaña que adquirió con su mano;
78:55 delante de ellos expulsó a las naciones,
les asignó por sorteo una herencia
e instaló en sus carpas a las tribus de Israel. 

El castigo de la infidelidad

78:56 Pero ellos tentaron e irritaron a Dios,
no observaron los preceptos del Altísimo;
78:57 desertaron y fueron traidores como sus padres,
se desviaron como un arco fallido.
78:58 Lo afligieron con sus lugares de culto,
le provocaron celos con sus ídolos:
78:59 Dios lo advirtió y se llenó de indignación,
y rechazó duramente a Israel.
78:60 Abandonó la Morada de Silo,

la Carpa donde habitaba entre los hombres;
78:61 entregó su Fortaleza al cautiverio,
su Arca gloriosa en manos del enemigo.
78:62 Entregó su pueblo a la espada,
se enfureció contra su herencia;
78:63 el fuego devoró a sus jóvenes,
y no hubo canto nupcial para sus vírgenes;
78:64 sus sacerdotes cayeron bajo la espada,
y sus viudas no pudieron celebrar el duelo. 

La elección de Judá y de David

78:65 Pero el Señor se levantó como de un sueño,
como un guerrero adormecido por el vino:
78:66 él hirió al enemigo con la espada,
le infligió una derrota completa.
78:67 Rechazó a los campamentos de José
y no eligió a la tribu de Efraím:
78:68 eligió a la tribu de Judá,
a la montaña de Sión, su predilecta.
78:69 Construyó su Santuario como el cielo en lo alto,
como la tierra, que cimentó para siempre;
78:70 y eligió a David, su servidor,
sacándolo de entre los rebaños de ovejas.
78:71 Cuando iba detrás de las ovejas, lo llamó
para que fuera pastor de Jacob, su pueblo,
y de Israel, su herencia;
78:72 él los apacentó con integridad de corazón
y los guió con la destreza de su mano.

viernes, 7 de diciembre de 2012

Levántame, señor...


Levántame, Señor, que estoy caído,
sin amor, sin temor, sin fe, sin miedo;
quiérome levantar y estoyme quedo:
yo propio lo deseo y yo lo impido.

Estoy, siendo uno solo, dividido:
a un tiempo muerto y vivo, triste y ledo;
lo que puedo hacer, eso no puedo;
huyo del mal y estoy en él metido.

Tan obstinado estoy en mi porfía,
que el temor de perderme y de perderte
jamás de mi mal uso me desvía.

Tu poder y bondad truequen mi suerte
que en otros veo enmienda cada día,
y en mí, nuevos deseos de ofenderte.



Fray Miguel de Guevara

lunes, 3 de diciembre de 2012

Salmo 77

SALMO 77 (76)

En mi angustia busco al Señor

77:1 Del maestro de coro. Al estilo de Iedutún. De Asaf. Salmo. 

La aflicción presente

77:2 Invocaré al Señor con toda mi voz,
gritaré al Señor, y él me escuchará.
77:3 Busco al Señor en el momento de mi angustia;
de noche, tiendo mi mano sin descanso,
y mi alma rechaza todo consuelo.
77:4 Yo me acuerdo del Señor, y me lamento;
medito, y mi espíritu desfallece: Pausa
77:5 tú no me dejas conciliar el sueño,
estoy turbado, y no puedo hablar.
77:6 Pienso en los tiempos antiguos,
me acuerdo de los días pasados;
77:7 reflexiono de noche en mi interior,
medito, y mi espíritu se pregunta:
77:8 ¿Puede el Señor rechazar para siempre?
¿Ya no volverá a mostrarse favorable?
77:9 ¿Se habrá agotado para siempre su amor,
y habrá caducado eternamente su promesa?
77:10 ¿Se habrá olvidado Dios de su clemencia
o, en su enojo, habrá contenido su compasión?
Pausa
77:11 Entonces dije —¡y este es mi dolor!—:
"¡Cómo ha cambiado la derecha del Altísimo!"

Las maravillas del pasado

77:12 Yo recuerdo las proezas del Señor,
sí, recuerdo sus prodigios de otro tiempo;
77:13 evoco todas sus acciones,
medito en todas sus hazañas.
77:14 Tus caminos son santos, Señor.
¿Hay otro dios grande como nuestro Dios?
77:15 Tú eres el Dios que hace maravillas,
y revelaste tu poder entre las naciones.
77:16 Con tu brazo redimiste a tu pueblo,
a los hijos de Jacob y de José. Pausa
77:17 Cuando te vieron las aguas, Señor,
cuando te vieron las aguas, temblaron,
¡se agitaron hasta los abismos del mar!
77:18 Las nubes derramaron aguaceros,
retumbaron los densos nubarrones
y zigzaguearon tus rayos.
77:19 El trueno resonó en la bóveda del cielo,
tus relámpagos iluminaron el mundo,
tembló y se tambaleó la tierra.
77:20 Te abriste un camino entre las aguas,
un sendero entre las aguas caudalosas,
y no quedó ningún rastro de tus huellas.
77:21 Tú guiaste a tu pueblo como a un rebaño,
por medio de Moisés y de Aarón.