lunes, 31 de diciembre de 2012

Salmo 81

SALMO 81 (80)

Ojalá me escuchara mi pueblo

81:1 Del maestro de coro. Con la cítara de Gat. De Asaf. 

Invitación a la alabanza

81:2 ¡Canten con júbilo al Señor, nuestra fuerza,
aclamen al Dios de Jacob!
81:3 Entonen un canto, toquen el tambor,
y la cítara armoniosa, junto con el arpa.
81:4 Toquen la trompeta al salir la luna nueva,
y el día de luna llena, el día de nuestra fiesta.
81:5 Porque esta es una ley para Israel,
un precepto del Dios de Jacob:
81:6 él se la impuso como norma a José,
cuando salió de la tierra de Egipto. 

Oráculo de Dios

Oigo una voz desconocida que dice:
81:11c "Abre tu boca y la llenaré con mi palabra.
81:7 Yo quité el peso de tus espaldas
y tus manos quedaron libres de la carga.
81:8 Clamaste en la aflicción, y te salvé;
te respondí oculto entre los truenos,
aunque me provocaste junto a las aguas de Meribá.
  Pausa
81:9 Oye, pueblo mío, yo atestiguo contra ti,
¡ojalá me escucharas, Israel!
81:10 No tendrás ningún dios extraño,
no adorarás a ningún dios extranjero: 

81:11 yo, el Señor, soy tu Dios,
que te hice subir de la tierra de Egipto.
81:12 Pero mi pueblo no escuchó mi voz,
Israel no me quiso obedecer:
81:13 por eso los entregué a su obstinación,
para que se dejaran llevar por sus caprichos.
81:14 ¡Ojalá mi pueblo me escuchara,
e Israel siguiera mis caminos!
81:15 Yo sometería a sus adversarios en un instante,
y volvería mi mano contra sus opresores.
81:16 Los enemigos del Señor tendrían que adularlo,
y ese sería su destino para siempre;
81:17 yo alimentaría a mi pueblo con lo mejor del trigo
y lo saciaría con miel silvestre".

viernes, 28 de diciembre de 2012

A LA CIRCUNCISIÓN

Vertiendo está sangre,
¡Dominguillo, eh!
Yo no sé por qué.

¿Por qué, te pregunto,
hacen dél justicia,
pues es inocente
y no tiene malicia?
Tuvo gran codicia,
yo no sé por qué,
de mucho amarmé,
¡Dominguillo, eh!

¿Pues luego en naciendo,
le han de atormentar?
 Sí, que está muriendo
por quitar el mal.
¡Oh, qué gran Zagal
será, por mi fe!
¡Dominguillo, eh!

¿Tú no lo has mirado,
que es niño inocente?
 Ya me lo han contado
Brasillo y Llorente.
Gran inconveniente
será no amarlé,
¡Dominguillo, eh!


Santa Teresa de Jesús

lunes, 24 de diciembre de 2012

Salmo 80

SALMO 80 (79)

Que resplandezca tu rostro, Señor, y nos salvarás

80:1 Del maestro de coro. Según la melodía de "Los lirios".
Testimonio. De Asaf. Salmo. 

Lamentación por la ruina nacional

80:2 Escucha, Pastor de Israel,
tú que guías a José como a un rebaño;
tú que tienes el trono sobre los querubines,

80:3 resplandece ante Efraím, Benjamín y Manasés;
reafirma tu poder y ven a salvarnos.
80:4 ¡Restáuranos, Señor de los ejércitos,
que brille tu rostro y seremos salvados!
80:5 Señor de los ejércitos,
¿hasta cuándo durará tu enojo,
a pesar de las súplicas de tu pueblo?
80:6 Les diste de comer un pan de lágrimas,
les hiciste beber lágrimas a raudales;
80:7 nos entregaste a las disputas de nuestros vecinos,
y nuestros enemigos se burlan de nosotros.
80:8 ¡Restáuranos, Señor de los ejércitos,
que brille tu rostro y seremos salvados! 

Israel, la vid del Señor

80:9 Tú sacaste de Egipto una vid,
expulsaste a los paganos y la plantaste;
80:10 le preparaste el terreno, echó raíces
y llenó toda la región.
80:11 Las montañas se cubrieron con su sombra,
y los cedros más altos con sus ramas;
80:12 extendió sus sarmientos hasta el mar
y sus retoños hasta el Río.
80:13 ¿Por qué has derribado sus cercos
para que puedan saquearla
todos los que pasan?
80:14 Los jabalíes del bosque la devastan
y se la comen los animales del campo. 

Plegaria y promesa de fidelidad

80:15 Vuélvete, Señor de los ejércitos,
observa desde el cielo y mira:
ven a visitar tu vid,
80:16 la cepa que plantó tu mano,
el retoño que tú hiciste vigoroso.
80:17 ¡Que perezcan ante el furor de tu mirada
los que le prendieron fuego y la talaron!
80:18 Que tu mano sostenga al que está a tu derecha,
al hombre que tú fortaleciste,
80:19 y nunca nos apartaremos de ti:
devuélvenos la vida e invocaremos tu Nombre.
80:20 ¡Restáuranos, Señor de los ejércitos,
que brille tu rostro y seremos salvados!

AL NACIMIENTO DE JESÚS

Hoy nos viene a redimir
un Zagal, nuestro pariente,
Gil, que es Dios omnipotente.

 Por eso nos ha sacado
de prisión a Satanás;
mas es pariente de Bras,
y de Menga, y de Llorente.
¡Oh, que es Dios omnipotente!

 Pues si es Dios, ¿cómo es vendido
y muere crucificado?
 ¿No ves que mató el pecado,
padeciendo el inocente?
Gil, que es dios omnipotente.

 Mi fe, yo lo vi nacido
de una muy linda Zagala.
 Pues si es Dios ¿cómo ha querido
estar con tan pobre gente?
 ¿No ves, que es omnipotente?

 Déjate de esas preguntas,
muramos por le servir,
y pues El viene a morir
muramos con El, Llorente,
pues es Dios omnipotente.



Santa Teresa de Jesús 

viernes, 21 de diciembre de 2012

MUERE LA VIDA

Muere la Vida y vivo yo sin vida
ofendido la vida de mi muerte;
sangre divina de las venas vierte
y mi diamante su dureza olvida.

Está la majestad de Dios tendida
en una dura cruz, y yo de suerte
que soy de sus dolores el más fuerte
y de su cuerpo la mayor herida.

¡Oh duro corazón de mármol frio!
¿Tiene tu Dios abierto el lado izquierdo
y no te vuelves un copioso rio?

Morir por él será divino acuerdo;
más eres tú mi vida, Cristo mío,
y como no la tengo, no la pierdo.



 Lope de Vega

lunes, 17 de diciembre de 2012

Salmo 79

SALMO 79 (78)

Han profanado, Señor, tu santo templo

79:1 Salmo de Asaf. 

La destrucción de la Ciudad santa
 
Señor, los paganos invadieron tu herencia,
profanaron tu santo Templo,
hicieron de Jerusalén un montón de ruinas;
79:2 dieron los cadáveres de tus servidores
como pasto a las aves del cielo,
y la carne de tus amigos, a las fieras de la tierra.
79:3 Derramaron su sangre como agua
alrededor de Jerusalén
y nadie les daba sepultura.
79:4 Fuimos el escarnio de nuestros vecinos,
la irrisión y la burla de los que nos rodean.
79:5 ¿Hasta cuándo, Señor?
¿Estarás enojado para siempre?
¿Arderán tus celos como un fuego? 

Súplica por la liberación

79:6 Derrama tu furor
sobre las naciones que no te reconocen,
y sobre los reinos que no invocan tu Nombre,
79:7 porque han devorado a Jacob,
y han devastado su dominio.
79:8 No recuerdes para nuestro mal
las culpas de otros tiempos;
compadécete pronto de nosotros,
porque estamos totalmente abatidos.
79:9 Ayúdanos, Dios salvador nuestro,
por el honor de tu Nombre;
líbranos y perdona nuestros pecados,
a causa de tu Nombre.
79:10 ¿Por qué han de decir los paganos:
"¿Dónde está su Dios?"
Que se ponga de manifiesto entre las naciones,
ante nuestros propios ojos,
cómo has vengado la sangre de tus servidores,
que ha sido derramada.
79:11 Llegue hasta tu presencia
el lamento de los cautivos,
preserva con tu brazo poderoso
a los que están condenados a muerte.
79:12 Devuelve siete veces a nuestros vecinos
la afrenta que te hicieron, Señor.
79:13 Y nosotros, que somos tu pueblo
y las ovejas de tu rebaño,
te daremos gracias para siempre,
y cantaremos tus alabanzas
por todas las generaciones.

viernes, 14 de diciembre de 2012

Ofrecimiento

Señor, Tú regaste los campos de flores
que llenan el aire de aroma y frescor,
cubriste los cielos de inmensos fulgores
y diste a los mares su eterno rumor.

Doquier resplandece tu amor sin segundo;
la tierra proclama tu gloria doquier;
y en medio a esos himnos que brotan del mundo,
yo quiero elevarte mi voz de placer.



 Amado Nervo

lunes, 10 de diciembre de 2012

Salmo 78

SALMO 78 (77)

Lo que nos contaron nuestros antepasados

78:1 Poema de Asaf. 

Finalidad del poema

Pueblo mío, escucha mi enseñanza,
presta atención a las palabras de mi boca:
78:2 yo voy a recitar un poema,
a revelar enigmas del pasado.
78:3 Lo que hemos oído y aprendido,
lo que nos contaron nuestros padres,
78:4 no queremos ocultarlo a nuestros hijos,
lo narraremos a la próxima generación:
son las glorias del Señor y su poder,
las maravillas que él realizó.
78:5 El Señor dio una norma a Jacob,
estableció una ley en Israel,
y ordenó a nuestros padres
enseñar estas cosas a sus hijos.
78:6 Así las aprenderán las generaciones futuras
y los hijos que nacerán después;
y podrán contarlas a sus propios hijos,
78:7 para que pongan su confianza en Dios,
para que no se olviden de sus proezas
y observen sus mandamientos.
78:8 Así no serán como sus padres,
una raza obstinada y rebelde,
una raza de corazón inconstante
y de espíritu infiel a Dios:
78:9 como los arqueros de la tribu de Efraím,
que retrocedieron en el momento del combate.
78:10 Ellos no mantuvieron su alianza con Dios,
se negaron a seguir su ley;
78:11 olvidaron las proezas del Señor
y las maravillas que les hizo ver. 

Las maravillas del Éxodo

78:12 El Señor hizo prodigios a la vista de sus padres,
en la tierra de Egipto, en los campos de Tanis;
78:13 abrió el Mar para darles paso
y contuvo las aguas como un dique;
78:14 de día los guiaba con la nube
y de noche, con el resplandor del fuego. 

78:15 Partió las rocas en el desierto
y les dio de beber a raudales:
78:16 sacó manantiales del peñasco,
hizo correr las aguas como ríos.

La rebeldía de Israel

78:17 Pero volvieron a pecar contra él
y a rebelarse contra el Altísimo en el desierto:
78:18 tentaron a Dios en sus corazones,
pidiendo comida a su antojo.
78:19 Hablaron contra Dios, diciendo:
"¿Acaso tiene Dios poder suficiente
para preparar una mesa en el desierto?
78:20 Es verdad que cuando golpeó la roca,
brotó el agua y desbordaron los torrentes;
pero ¿podrá también darnos pan
y abastecer de carne a su pueblo?".
78:21 El Señor, al oírlos, se indignó,
y un fuego se encendió contra Jacob;
su enojo se alzó contra Israel,
78:22 porque no creyeron en Dios
ni confiaron en su auxilio. 

La condescendencia divina

78:23 Entonces mandó a las nubes en lo alto
y abrió las compuertas del cielo:
78:24 hizo llover sobre ellos el maná,
les dio como alimento un trigo celestial;
78:25 todos comieron un pan de ángeles,
les dio comida hasta saciarlos.
78:26 Hizo soplar desde el cielo el viento del este,
atrajo con su poder el viento del sur;
78:27 hizo llover sobre ellos carne como polvo
y pájaros como arena del mar:
78:28 los dejó caer en medio del campamento,
alrededor de sus carpas.
78:29 Ellos comieron y se hartaron,
el Señor les dio lo que habían pedido;
78:30 pero apenas saciaron su avidez,
cuando aún estaban con la boca llena,
78:31 la ira del Señor se desató contra ellos:
hizo estragos entre los más fuertes
y abatió a lo mejor de Israel. 

La infidelidad del Pueblo y la misericordia de Dios

78:32 A pesar de todo, volvieron a pecar
y no creyeron en sus maravillas;
78:33 por eso él acabó sus días como un soplo,
y sus años en un solo instante.
78:34 Cuando los hacía morir, lo buscaban
y se volvían a él ansiosamente:
78:35 recordaban que Dios era su Roca,
y el Altísimo, su libertador.
78:36 Pero lo elogiaban de labios para afuera
y mentían con sus lenguas;
78:37 su corazón no era sincero con él
y no eran fieles a su alianza.
78:38 El Señor, que es compasivo,
los perdonaba en lugar de exterminarlos;
una y otra vez reprimió su enojo
y no dio rienda suelta a su furor:
78:39 sabía que eran simples mortales,
un soplo que pasa y ya no vuelve.
78:40 ¡Cuántas veces lo irritaron en el desierto
y lo afligieron en medio de la soledad!
78:41 Volvían a tentar a Dios
y a exasperar al Santo de Israel,
78:42 sin acordarse de lo que hizo su mano,
cuando los rescató de la opresión. 

Las intervenciones de Dios en favor de su Pueblo

78:43 Porque él hizo portentos en Egipto
y prodigios en los campos de Tanis;
78:44 convirtió en sangre sus canales,
y también sus ríos, para que no bebieran;
78:45 les mandó tábanos voraces
y ranas que hacían estragos.
78:46 Entregó sus cosechas al pulgón
y el fruto de sus trabajos a las langostas;
78:47 destruyó sus viñedos con el granizo
y sus higueras con la helada;
78:48 desató la peste contra el ganado
y la fiebre contra los rebaños.
78:49 Lanzó contra ellos el ardor de su enojo,
su ira, su furor y su indignación
—un tropel de mensajeros de desgracias—
78:50 dando así libre curso a su furor;
no los quiso librar de la muerte,
hizo que la peste acabara con sus vidas.
78:51 Hirió a los primogénitos de Egipto,
a los hijos mayores de la tierra de Cam;
78:52 sacó a su pueblo como a un rebaño,
y los guió como a ovejas por el desierto:
78:53 los condujo seguros y sin temor,
mientras el Mar cubría a sus adversarios.
78:54 Los llevó hasta su Tierra santa,
hasta la Montaña que adquirió con su mano;
78:55 delante de ellos expulsó a las naciones,
les asignó por sorteo una herencia
e instaló en sus carpas a las tribus de Israel. 

El castigo de la infidelidad

78:56 Pero ellos tentaron e irritaron a Dios,
no observaron los preceptos del Altísimo;
78:57 desertaron y fueron traidores como sus padres,
se desviaron como un arco fallido.
78:58 Lo afligieron con sus lugares de culto,
le provocaron celos con sus ídolos:
78:59 Dios lo advirtió y se llenó de indignación,
y rechazó duramente a Israel.
78:60 Abandonó la Morada de Silo,

la Carpa donde habitaba entre los hombres;
78:61 entregó su Fortaleza al cautiverio,
su Arca gloriosa en manos del enemigo.
78:62 Entregó su pueblo a la espada,
se enfureció contra su herencia;
78:63 el fuego devoró a sus jóvenes,
y no hubo canto nupcial para sus vírgenes;
78:64 sus sacerdotes cayeron bajo la espada,
y sus viudas no pudieron celebrar el duelo. 

La elección de Judá y de David

78:65 Pero el Señor se levantó como de un sueño,
como un guerrero adormecido por el vino:
78:66 él hirió al enemigo con la espada,
le infligió una derrota completa.
78:67 Rechazó a los campamentos de José
y no eligió a la tribu de Efraím:
78:68 eligió a la tribu de Judá,
a la montaña de Sión, su predilecta.
78:69 Construyó su Santuario como el cielo en lo alto,
como la tierra, que cimentó para siempre;
78:70 y eligió a David, su servidor,
sacándolo de entre los rebaños de ovejas.
78:71 Cuando iba detrás de las ovejas, lo llamó
para que fuera pastor de Jacob, su pueblo,
y de Israel, su herencia;
78:72 él los apacentó con integridad de corazón
y los guió con la destreza de su mano.

viernes, 7 de diciembre de 2012

Levántame, señor...


Levántame, Señor, que estoy caído,
sin amor, sin temor, sin fe, sin miedo;
quiérome levantar y estoyme quedo:
yo propio lo deseo y yo lo impido.

Estoy, siendo uno solo, dividido:
a un tiempo muerto y vivo, triste y ledo;
lo que puedo hacer, eso no puedo;
huyo del mal y estoy en él metido.

Tan obstinado estoy en mi porfía,
que el temor de perderme y de perderte
jamás de mi mal uso me desvía.

Tu poder y bondad truequen mi suerte
que en otros veo enmienda cada día,
y en mí, nuevos deseos de ofenderte.



Fray Miguel de Guevara

lunes, 3 de diciembre de 2012

Salmo 77

SALMO 77 (76)

En mi angustia busco al Señor

77:1 Del maestro de coro. Al estilo de Iedutún. De Asaf. Salmo. 

La aflicción presente

77:2 Invocaré al Señor con toda mi voz,
gritaré al Señor, y él me escuchará.
77:3 Busco al Señor en el momento de mi angustia;
de noche, tiendo mi mano sin descanso,
y mi alma rechaza todo consuelo.
77:4 Yo me acuerdo del Señor, y me lamento;
medito, y mi espíritu desfallece: Pausa
77:5 tú no me dejas conciliar el sueño,
estoy turbado, y no puedo hablar.
77:6 Pienso en los tiempos antiguos,
me acuerdo de los días pasados;
77:7 reflexiono de noche en mi interior,
medito, y mi espíritu se pregunta:
77:8 ¿Puede el Señor rechazar para siempre?
¿Ya no volverá a mostrarse favorable?
77:9 ¿Se habrá agotado para siempre su amor,
y habrá caducado eternamente su promesa?
77:10 ¿Se habrá olvidado Dios de su clemencia
o, en su enojo, habrá contenido su compasión?
Pausa
77:11 Entonces dije —¡y este es mi dolor!—:
"¡Cómo ha cambiado la derecha del Altísimo!"

Las maravillas del pasado

77:12 Yo recuerdo las proezas del Señor,
sí, recuerdo sus prodigios de otro tiempo;
77:13 evoco todas sus acciones,
medito en todas sus hazañas.
77:14 Tus caminos son santos, Señor.
¿Hay otro dios grande como nuestro Dios?
77:15 Tú eres el Dios que hace maravillas,
y revelaste tu poder entre las naciones.
77:16 Con tu brazo redimiste a tu pueblo,
a los hijos de Jacob y de José. Pausa
77:17 Cuando te vieron las aguas, Señor,
cuando te vieron las aguas, temblaron,
¡se agitaron hasta los abismos del mar!
77:18 Las nubes derramaron aguaceros,
retumbaron los densos nubarrones
y zigzaguearon tus rayos.
77:19 El trueno resonó en la bóveda del cielo,
tus relámpagos iluminaron el mundo,
tembló y se tambaleó la tierra.
77:20 Te abriste un camino entre las aguas,
un sendero entre las aguas caudalosas,
y no quedó ningún rastro de tus huellas.
77:21 Tú guiaste a tu pueblo como a un rebaño,
por medio de Moisés y de Aarón.

viernes, 30 de noviembre de 2012

Poner al hijo en cruz

Poner al Hijo en cruz, abierto el seno,
sacrificado porque yo no muera,
prueba es, mi Dios, de amor muy verdadera,
mostraros para mí de amor tan lleno.

Que, a ser yo Dios y vos hombre terreno,
os diera el ser de Dios que yo tuviera
y en el que tengo de hombre me pusiera
a trueque de gozar de un Dios tan bueno.

Y aún no era vuestro amor recompensado,
pues a mí en excelencia me habéis hecho
Dios, y a Dios al ser de hombre habéis bajado.

Deudor quedaré siempre por derecho
de la deuda que en cruz por mí ha pagado
el Hijo por dejaros satisfecho.



 Fray Miguel de Guevara

lunes, 26 de noviembre de 2012

Salmo 76

SALMO 76 (75)

Dios es grande en Israel

76:1 Del maestro de coro. Para instrumentos de cuerda. Salmo de Asaf. Canto.
76:2 Dios es bien conocido en Judá,
su Nombre es grande en Israel.
76:3 En Jerusalén está su Tienda de campaña,
en Sión se levanta su Morada.
76:4 Allí quebró las flechas fulgurantes del arco,
el escudo, la espada y las armas de guerra. Pausa
76:5 ¡Tú eres resplandeciente, majestuoso!
76:6 Montañas de botín fueron arrebatadas
a los valientes,
que ya duermen el sueño de la muerte:
a los guerreros no les respondieron los brazos.
76:7 Por tu amenaza, Dios de Jacob,
quedaron inmóviles los carros de guerra
y los caballos.
76:8 Sólo tú eres temible:
¿quién podrá resistir delante de ti
al ímpetu de tu ira?
76:9 Desde el cielo proclamas la sentencia:
la tierra tiembla y enmudece,
76:10 cuando te alzas para el juicio, Señor,
para salvar a los humildes de la tierra. Pausa
76:11 Sí, el furor de los hombres tendrá que alabarte,
los que sobrevivan al castigo te festejarán.
76:12 Hagan votos al Señor, su Dios, y cúmplanlos;
los que están a su alrededor,
traigan regalos al Temible,
76:13 al que deja sin aliento a los príncipes
y es temible para los reyes de la tierra.

viernes, 23 de noviembre de 2012

A Jesús crucificado

Este conocidísimo soneto es atribuido principalmente a San Juan de Ávila o a Fray Miguel de Guevara... Pero ha quedado tan anónimo en su populalidad como bellísmo en su eternidad:

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No me mueve, mi Dios, para quererte,
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.

Tú me mueves, Señor: muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme el ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.

Muéveme en fin tu amor, de tal manera
que aunque no hubiera cielo yo te amara
y aunque no hubiera infierno te temiera.

No tienes que me dar porque te quiera,
porque aunque lo que espero no esperara
lo mismo que te quiero te quisiera.



Anónimo

lunes, 19 de noviembre de 2012

Salmo 75

SALMO 75 (74)

Dios es quien juzga

75:1 Del maestro de coro. "No destruyas". Salmo de Asaf. Canto. 

Antífona inicial

75:2 Te damos gracias, Señor, te damos gracias:
los que invocan tu Nombre narran tus maravillas.

Oráculo del Señor

75:3 "En el momento que yo decida,
juzgaré con rectitud.
75:4 Se conmueve la tierra con todos sus habitantes,
pero yo he afianzado sus columnas. Pausa
75:5 Digo a los arrogantes: '¡Basta de arrogancia!',
y a los impíos: '¡No levanten la frente!,
75:6 no levanten la frente contra el cielo
ni hablen con actitud insolente'". 

El castigo de los malvados

75:7 Porque ni del oriente ni del occidente,
ni del desierto ni de las montañas...
75:8 ¡El Señor es el único Juez,
que a unos humilla, y a otros exalta!
75:9 Hay una copa en la mano del Señor,
con un vino espumante, lleno de aromas:
la ofrece, y la sorben hasta el final,
la beben todos los malvados de la tierra.
75:10 Pero yo me alegraré para siempre,
cantaré al Dios de Jacob:
75:11 él quebrará el poder de los malvados
y acrecentará el poder de los justos.

viernes, 16 de noviembre de 2012

Señor, Señor, Tú antes, Tú después; Tú en la inmensa
hondura del vacío y en la hondura interior:
Tú en la aurora que canta y en la noche que piensa;
Tú en la flor de los cardos y en los cardos sin flor.

Tú en el cenit a un tiempo y en el nadir; Tú en todas
las transfiguraciones y en todo el padecer;
Tú en la capilla fúnebre y en la noche de bodas;
Tú en el beso primero y en el beso postrer.

Tú en los ojos azules y en los ojos obscuros;
Tú en la frivolidad quinceañera, y también
en las graves ternezas de los años maduros;
Tú en la más negra sima, Tú en el más alto edén.

Si la ciencia engreida no te ve, yo te veo;
si sus labios te niegan, yo te proclamaré.
Por cada hombre que duda, mi alma grita: «Yo creo.»
¡Y con cada fe muerta se agiganta mi fe!



Amado Nervo

lunes, 12 de noviembre de 2012

Salmo 74

SALMO 74 (73)

Acuérdate, Señor, de tu comunidad

74:1 Poema de Asaf. 

La profanación del Santuario

¿Por qué, Señor, nos rechazaste para siempre
y arde tu indignación
contra las ovejas de tu rebaño?
74:2 Acuérdate del pueblo que adquiriste
en otro tiempo,
de la tribu que rescataste
para convertirla en tu herencia;
acuérdate de Sión, donde pusiste tu Morada.
74:3 Vuelve tus pasos hacia esta ruina completa:
todo lo destruyó el enemigo en el Santuario.
74:4 Rugieron tus adversarios
en el lugar de tu asamblea,
pusieron como señales sus propios estandartes.
74:5 Alzaron sus hachas
como en la espesura de la selva;
74:6 destrozaron de un golpe todos los adornos,
los deshicieron con martillos y machetes;
74:7 prendieron fuego a tu Santuario,
profanaron, hasta arrasarla,
la Morada de tu Nombre.
74:8 Habían pensado: "Acabemos con ellos,
quememos todos los templos de Dios en el país".
74:9 Ya no vemos señales ni quedan profetas:
no hay nadie entre nosotros que sepa hasta cuándo.
74:10 ¿Hasta cuándo, Señor, te insultará el enemigo?
¿Nunca cesará el adversario
de despreciar tu Nombre?
74:11 ¿Por qué retiras tu mano, Señor,
y la mantienes oculta en el pecho? 

Himno al Dios creador

74:12 Pero tú, Señor, eres mi Rey desde el principio,
tú lograste victorias en medio de la tierra:
74:13 deshiciste el Mar con tu poder
y quebraste las cabezas del dragón marino;
74:14 aplastaste las cabezas de Leviatán
y lo diste como alimento a las fieras del desierto.
74:15 Hiciste brotar manantiales y torrentes,
secaste los ríos caudalosos;
74:16 tuyo es el día, tuya también la noche,
tú afirmaste la luna y el sol;
74:17 fijaste las fronteras de la tierra,
formaste el verano y el invierno. 

Súplica por la liberación

74:18 Recuerda, Señor, que el enemigo te ha ultrajado,
un pueblo insensato ha despreciado tu Nombre:
74:19 no entregues a los buitres la vida de tu Paloma
ni te olvides para siempre de los pobres.
74:20 Ten presente tu alianza,
porque todos los rincones del país
están repletos de violencia.
74:21 Que el débil no retroceda lleno de confusión,
que el pobre y el oprimido alaben tu Nombre.
74:22 Levántate, Señor, defiende tu causa,
recuerda que el insensato te ultraja sin cesar.
74:23 No olvides los gritos de tus adversarios,
porque crece el tumulto de los que se alzan contra ti.

viernes, 9 de noviembre de 2012

Identidad

Tat tuam asi
(Tú eres esto: es decir, tú eres uno
y lo mismo que cuanto te rodea;
tú eres la cosa en sí)
El que sabe que es uno con Dios, logra el Nirvana:
un Nirvana en que toda tiniebla se ilumina;
vertiginoso ensanche de la conciencia humana,
que es sólo proyección de la Idea Divina
en el Tiempo...

El fenómeno, lo exterior, vano fruto
de la ilusión, se extingue: ya no hay pluralidad,
y el yo, extasiado, abísmase por fin en lo absoluto,
¡y tiene como herencia toda la eternidad!



Amado Nervo

lunes, 5 de noviembre de 2012

Salmo 73

SALMO 73 (72)

Mi felicidad es estar junto a Dios

73:1 Salmo de Asaf. 

Vacilación frente al triunfo del mal

¡Qué bueno es Dios para Israel,
para los limpios de corazón!
73:2 Pero casi se desvían mis pasos,
faltó poco para que diera un traspié,
73:3 porque tuve envidia de los presuntuosos,
al ver la prosperidad de los malvados.
73:4 Para ellos no hay sufrimientos,
su cuerpo está sano y robusto;
73:5 no comparten las penas de los hombres
ni son golpeados como los demás.
73:6 Por eso, el orgullo es su collar
y la violencia, el manto que los cubre;
73:7 la malicia se les sale por los poros,
su corazón rebosa de malos propósitos.
73:8 Se burlan y hablan con maldad;
desde lo alto, amenazan con prepotencia;
73:9 su boca se insolenta contra el cielo
y su lengua se pasea por la tierra.
73:10 Por eso, el pueblo de Dios se vuelve hacia ellos,
y beben el agua a raudales.
73:11 Ellos dicen: "¿Acaso Dios lo va a saber?
¿Se va a enterar el Altísimo?"
73:12 Así son esos malvados
y, siempre tranquilos, acrecientan sus riquezas. 

La suerte final de los impíos

73:13 Entonces, ¿en vano mantuve puro mi corazón
y lavé mis manos en señal de inocencia?
73:14 Porque yo era golpeado todo el día
y cada mañana soportaba mi castigo.
73:15 Si hubiera dicho: "Voy a hablar como ellos",
habría traicionado al linaje de tus hijos.
73:16 Yo reflexionaba, tratando de entenderlo,
pero me resultaba demasiado difícil.
73:17 ¡Hasta que entré en el Santuario de Dios
y comprendí el fin que les espera!
73:18 Sí, tú los pones en un terreno resbaladizo
y los precipitas en la ruina.
73:19 ¡Qué pronto quedan devastados
y acaban consumidos por el horror!
73:20 Son como un sueño al despertar, Señor:
al levantarte, disipas hasta su imagen.
73:21 Cuando se agriaba mi corazón
y me torturaba en mi interior,
73:22 yo era un necio y no comprendía,
era como un animal ante ti. 

La verdadera felicidad

73:23 Pero yo estoy siempre contigo,
tú me has tomado de la mano derecha;
73:24 me guiarás con tu consejo
y después, me recibirás con gloria.
73:25 ¿A quién sino a ti tengo yo en el cielo?
Si estoy contigo, no deseo nada en la tierra.
73:26 Aunque mi corazón y mi carne se consuman,
Dios es mi herencia para siempre
y la Roca de mi corazón.
73:27 Los que se apartan de ti terminan mal,
tú destruyes a los que te son infieles.
73:28 Mi dicha es estar cerca de Dios:
yo he puesto mi refugio en ti, Señor,
para proclamar todas tus acciones.

viernes, 2 de noviembre de 2012

Jesús

Jesús no vino al mundo de «los cielos».
Vino del propio fondo de las almas;
de donde anida el yo: de las regiones
internas del Espíritu.

¿Por qué buscarle encima de las nubes?
Las nubes no son el trono de los dioses.
¿Por qué buscarle en los candentes astros?
Llamas son como el sol que nos alumbra,
orbes, de gases inflamados... Llamas
nomás. ¿Por qué buscarle en los planetas?
Globos son como el nuestro, iluminados
por una estrella en cuyo torno giran.

Jesús vino de donde
vienen los pensamientos más profundos
y el más remoto instinto.
No descendió: emergió del océano
sin fin del subconsciente;
volvió a él, y ahí está, sereno y puro.
Era y es un eón. El que se adentra
osado en el abismo
sin playas de sí mismo,
con la luz del amor, ese le encuentra.



Amado Nervo

lunes, 29 de octubre de 2012

Salmo 72

SALMO 72 (71)

Que el rey defienda a los humildes

72:1 De Salomón.
Concede, Señor, tu justicia al rey
y tu rectitud al descendiente de reyes,
72:2 para que gobierne a tu pueblo con justicia
y a tus pobres con rectitud.
72:3 Que las montañas traigan al pueblo la paz,
y las colinas, la justicia;
72:4 que él defienda a los humildes del pueblo,
socorra a los hijos de los pobres
y aplaste al opresor.
72:5 Que dure tanto como el sol y la luna,
a lo largo de las generaciones;
72:6 que sea como lluvia que cae sobre el césped
y como chaparrones que riegan la tierra.
72:7 Que en sus días florezca la justicia
y abunde la paz, mientras dure la luna;
72:8 que domine de un mar hasta el otro,
y desde el Río hasta los confines de la tierra.
72:9 Que se inclinen ante él las tribus del desierto,
y sus enemigos muerdan el polvo;
72:10 que los reyes de Tarsis y de las costas lejanas
le paguen tributo.
Que los reyes de Arabia y de Sebá
le traigan regalos;
72:11 que todos los reyes le rindan homenaje
y lo sirvan todas las naciones.
72:12 Porque él librará al pobre que suplica
y al humilde que está desamparado.
72:13 Tendrá compasión del débil y del pobre,
y salvará la vida de los indigentes.
72:14 Los rescatará de la opresión y la violencia,
y la sangre de ellos será preciosa ante sus ojos.
72:15 Por eso, que viva largamente
y le regalen oro de Arabia;
que oren por él sin cesar
y lo bendigan todo el día.
72:16 Que en el país abunden los trigales
y ondeen sobre las cumbres de las montañas;
que sus frutos broten como el Líbano
y florezcan como la hierba de los campos.
72:17 Que perdure su nombre para siempre
y su linaje permanezca como el sol;
que él sea la bendición de todos los pueblos
y todas las naciones lo proclamen feliz.
* * *

72:18 Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
el único que hace maravillas.
72:19 Sea bendito eternamente su Nombre glorioso
y que su gloria llene toda la tierra.
¡Amén! ¡Amén!
72:20 Fin de las oraciones de David, hijo de Jesé.

viernes, 26 de octubre de 2012

Uno con Él

Eres uno con Dios, porque le amas,
¡Tu pequeñez qué importa y tu miseria!;
eres uno con Dios, porque le amas.

Le buscaste en los libros,
le buscaste en los templos,
le buscaste en los astros,
y un día el corazón te dijo, trémulo:
«aquí está», y desde entonces ya sois uno,
ya sois uno los dos, porque le amas.

No podrán separaros
ni el placer de la vida
ni el dolor de la muerte.

En el placer has de mirar su rostro,
en el valor has de mirar su rostro
en vida y muerte has de mirar su rostro.

«¡Dios!» dirás en los besos,
dirás «Dios» en los cantos,
dirás «Dios» en los ayes.

Y comprendiendo al fin que es ilusorio
todo pecado (como toda vida),
y que nada de El puede separarte,
¡uno con Dios te sentirás por siempre:
uno solo con Dios porque le amas!



Amado Nervo

lunes, 22 de octubre de 2012

Salmo 71

SALMO 71 (70)

No me abandones, Señor, ahora que soy viejo

Súplica confiada
71:1 Yo me refugio en ti, Señor,
¡que nunca tenga que avergonzarme!
71:2 Por tu justicia, líbrame y rescátame,
inclina tu oído hacia mí, y sálvame.
71:3 Sé para mí una roca protectora,
tú que decidiste venir siempre en mi ayuda,
porque tú eres mi Roca y mi fortaleza.
71:4 ¡Líbrame, Dios mío, de las manos del impío,
de las garras del malvado y del violento!
71:5 Porque tú, Señor, eres mi esperanza
y mi seguridad desde mi juventud.
71:6 En ti me apoyé desde las entrañas de mi madre;
desde el seno materno fuiste mi protector,
y mi alabanza está siempre ante ti. 

Motivos de tristeza en la vejez

71:7 Soy un motivo de estupor para muchos,
pero tú eres mi refugio poderoso.
71:8 Mi boca proclama tu alabanza
y anuncia tu gloria todo el día.
71:9 No me rechaces en el tiempo de mi vejez,
no me abandones, porque se agotan mis fuerzas;
71:10 mis enemigos hablan contra mí,
y los que me acechan se confabulan, diciendo:
71:11 "Dios lo tiene abandonado: persíganlo,
captúrenlo, porque no hay quien lo libre".
71:12 ¡Señor, no te quedes lejos de mí;
Dios mío, ven pronto a socorrerme!
71:13 ¡Queden confundidos y humillados
los que atentan contra mi vida!
¡Queden cubiertos de oprobio y de vergüenza
los que buscan mi perdición!

Reiteración de la confianza en Dios

71:14 Yo, por mi parte, seguiré esperando
y te alabaré cada vez más.
71:15 Mi boca anunciará incesantemente
tus actos de justicia y salvación,
aunque ni siquiera soy capaz de enumerarlos.
71:16 Vendré a celebrar las proezas del Señor,
evocaré tu justicia, que es sólo tuya.
71:17 Dios mío, tú me enseñaste desde mi juventud,
y hasta hoy he narrado tus maravillas.
71:18 Ahora que estoy viejo y lleno de canas,
no me abandones, Dios mío,
hasta que anuncie las proezas de tu brazo
a la generación que vendrá.
71:19 Tu justicia llega hasta el cielo, Señor:
tú has hecho grandes cosas,
y no hay nadie igual a ti, Dios mío.
71:20 Me hiciste pasar por muchas angustias,
pero de nuevo me darás la vida;
me harás subir de lo profundo de la tierra,
71:21 acrecentarás mi dignidad
y volverás a consolarme. 

El gozo anticipado

71:22 Entonces te daré gracias con el arpa,
por tu fidelidad, Dios mío;
te cantaré con la cítara,
a ti, el Santo de Israel.
71:23 Mis labios te cantarán jubilosos,
y también mi alma, que tú redimiste.
71:24 Yo hablaré de tu justicia todo el día,
porque quedarán confundidos y avergonzados
los que buscaban mi perdición.

viernes, 19 de octubre de 2012

¡Oh Cristo!

«Ya no hay un dolor humano que no sea mi dolor;
ya ningunos ojos lloran, ya ningún alma se angustia
sin que yo me angustie y llore;
ya mi corazón es lámpara fiel de todas las vigilias,
¡oh Cristo!

»En vano busco en los hondos escondrijos de mi ser
para encontrar algún odio: nadie puede herirme ya
sino de piedad y amor. Todos son yo, yo soy todos,
¡oh Cristo!

»¡Que importan males o bienes! Para mí todos son bienes.
El rosal no tiene espinas: para mí sólo da rosas.
¿Rosas de pasión? ¡Que importa! Rosas de celeste esencia,
purpúreas como la sangre que vertiste por nosotros,
¡oh Cristo!»



Amado Nervo