lunes, 16 de junio de 2014

Cantar de los Cantares: Cap 8

CAPÍTULO 8
 
8:1 ¡Ah, si tú fueras mi hermano, criado en los pechos de mi madre!
Al encontrarte por la calle podría besarte,
sin que la gente me despreciara.
8:2 Yo te llevaría a la casa de mi madre,
te haría entrar en ella,
y tú me enseñarías...
Te daría de beber, vino aromatizado
y el jugo de mis granadas. 

La apacible unión de los enamorados

8:3 Su izquierda sostiene mi cabeza
y con su derecha me abraza. 

El Amado
8:4 Júrenme, hijas de Jerusalén,
que no despertarán,
ni desvelarán a mi amor,
hasta que ella quiera. 

La posesión total

Coro
8:5 ¿Quién es esa que sube del desierto,
reclinada sobre su amado?

El Amado
Te desperté debajo del manzano,
allí donde tu madre te dio a luz,
donde te dio a luz la que te engendró.

La Amada
6 Grábame como un sello sobre tu corazón,
como un sello sobre tu brazo,
porque el Amor es fuerte como la Muerte,
inflexibles como el Abismo son los celos.
Sus flechas son flechas de fuego,
sus llamas, llamas del Señor.
8:7 Las aguas torrenciales no pueden apagar el amor,
ni los ríos anegarlo.
Si alguien ofreciera toda su fortuna
a cambio del amor,
tan sólo conseguiría desprecio.

Apéndices

El porvenir de la hermana menor

Los hermanos
8:8 Tenemos una hermana pequeña,
aún no le han crecido los pechos.
¿Qué haremos con nuestra hermana,
cuando vengan a pedirla?
8:9 Si fuera una muralla,
le pondríamos almenas de plata;
si fuera una puerta,
la reforzaríamos con tablas de cedro. 

La hermana menor
8:10 Yo soy una muralla,
y mis pechos son como torreones:
por eso soy a los ojos de él
como quién ha encontrado la paz.

La viña del Amado

El Amado
8:11 Salomón tenía una viña en Baal Hamón;
la confió a unos cuidadores,
y cada uno le traía mil siclos de plata
por sus frutos.
8:12 Mi viña es sólo para mí,
para ti, Salomón, son los mil siclos,
y doscientos para los cuidadores.
Última invitación al amor

El Amado
8:13 ¡Tú que habitas en los jardines!,
mis compañeros prestan oído a tu voz;
deja que yo te oiga decir:
8:14 "Apúrate, amado mío,
como una gacela,
como un ciervo joven,
sobre las montañas perfumadas".

lunes, 9 de junio de 2014

Cantar de los Cantares: Cap 7

CAPÍTULO 7
 
Los atractivos físicos de la Amada

Coro
7:1 ¡Vuelve, vuelve Sulamita, vuelve, vuelve, para que te veamos!

El Amado
¿Por qué miran a la Sulamita,
bailando entre dos coros?
7:2 ¡Qué bellos son tus pies en las sandalias,
hija de príncipe!
Las curvas de tus caderas son como collares,
obra de las manos de un orfebre.
7:3 Tu ombligo es un cántaro,
donde no falta el vino aromático.
Tu vientre, un haz de trigo, bordeado de lirios.
7:4 Tus pechos son como dos ciervos jóvenes,
mellizos de una gacela.
7:5 Tu cuello es como una torre
de marfil.
Tus ojos, como las piscinas de Jesbón,
junto a la puerta Mayor.
Tu nariz es como la Torre del Líbano,
centinela que mira hacia Damasco.
7:6 Tu cabeza se yergue como el Carmelo,
tu cabellera es como la púrpura:
¡un rey está prendado de esas trenzas!
7:7 ¡Qué hermosa eres, qué encantadora,
mi amor y mi delicia!
7:8 Tu talle se parece a la palmera,
tus pechos a sus racimos.
7:9 Yo dije: Subiré a la palmera,
y recogeré sus frutos.
¡Que tus pechos sean como racimos de uva,
tu aliento como aroma de manzanas,
7:10 y tu paladar como un vino delicioso,
que corre suavemente hacia el amado,
fluyendo entre los labios y los dientes!

El amor plenamente compartido

La Amada
7:11 Yo soy para mi amado,
y él se siente atraído hacia mí.
Invitación al encuentro amoroso
7:12 ¡Ven, amado mío,
salgamos al campo!
Pasaremos la noche en los poblados;
7:13 de madrugada iremos a las viñas,
veremos si brotan las cepas,
si se abren las flores,
si florecen las granadas...
Allí te entregaré mi amor.
7:14 Las mandrágoras exhalan su perfume,
los mejores frutos están a nuestro alcance:
los nuevos y los añejos, amado mío,
los he guardado para ti.

lunes, 2 de junio de 2014

Cantar de los Cantares: Cap 6

CAPÍTULO 6
 
El feliz encuentro con el Amado

Coro
6:1 ¿Adónde se ha ido tu amado, tú, la más hermosa de las mujeres?
¿Adónde se dirigió tu amado,
para que lo busquemos contigo?

La Amada
6:2 Mi amado ha bajado a su jardín,
a los canteros perfumados,
para apacentar su rebaño en los jardines,
para recoger lirios.
6:3 ¡Mi amado es para mí,
y yo soy para mi amado,
que apacienta su rebaño entre los lirios!
El encanto incomparable de la Amada

Quinto canto

El Amado
6:4 ¡Eres bella, amiga mía, como Tirsá,
hermosa como Jerusalén!
6:5 Aparta de mí tus ojos,
porque me fascinan.
Tus cabellos son un rebaño de cabras
que bajan por las laderas de Galaad.
6:6 Tus dientes, como un rebaño de ovejas
que acaban de bañarse:
todas ellas han tenido mellizos
y no hay ninguna estéril.
6:7 Como cortes de granada son tus mejillas,
detrás de tu velo.
6:8 Son sesenta las reinas,
ochenta las concubinas,
e innumerables las jóvenes.
6:9 Pero una sola es mi paloma, mi preciosa.
Ella es la única de su madre,
la preferida de la que la engendró:
al verla, la felicitan las jóvenes,
las reinas y concubinas la elogian.
6:10 "¿Quién es esa que surge como la aurora,
bella como la luna,
resplandeciente como el sol,
imponente como escuadrones con sus insignias?"

Encuentro sorpresivo con el Amado

La Amada
6:11 Yo bajé al jardín de los nogales,
a ver los retoños del valle,
a ver si brotaba la viña,
si florecían los granados...
6:12 Y sin que yo me diera cuenta,
me encontré en la carroza con mi príncipe.

lunes, 26 de mayo de 2014

Cantar de los Cantares: Cap 5

CAPÍTULO 5
 
El gozo de la mutua posesión

El Amado
5:1 Yo entré en mi jardín, hermana mía, novia mía;
recogí mi mirra y mi bálsamo,
comí mi miel y mi panal,
bebí mi vino y mi leche.
¡Coman, amigos míos,
beban, y embriáguense de amor!
Visita nocturna y búsqueda del Amado perdido

Cuarto canto

La Amada
5:2 Yo duermo, pero mi corazón vela:
oigo a mi amado que golpea.
"¡Ábreme, hermana mía, mi amada,
paloma mía, mi preciosa!
Porque mi cabeza está empapada por el rocío
y mi cabellera por la humedad de la noche".
5:3 "Ya me quité la túnica,
¿cómo voy a ponérmela de nuevo?
Ya me lavé los pies,
¿cómo voy a ensuciármelos?"
5:4 Mi amado pasó la mano
por la abertura de la puerta,
y se estremecieron mis entrañas.
5:5 Me levanté para abrirle a mi amado,
y mis manos destilaron mirra,
fluyó mirra de mis dedos,
por el pasador de la cerradura.
5:6 Yo misma le abrí a mi amado,
pero él ya había desaparecido.
¡El alma se me fue detrás de él!
¡Lo busqué, y no lo encontré,
lo llamé y no me respondió!
5:7 Me encontraron los centinelas
que hacen la ronda en la ciudad;
los guardias de las murallas
me golpearon y me hirieron,
me arrancaron el manto.
5:8 Júrenme, hijas de Jerusalén,
que si encuentran a mi amado,
le dirán... ¿qué le dirán?
Que estoy enferma de amor. 

Los encantos del Amado ausente

Coro
5:9 ¿Qué tiene tu amado más que los otros,
tú, la más hermosa de las mujeres?
¿Qué tiene tu amado más que los otros
para que nos conjures de esa manera?

La Amada
5:10 Mi amado es apuesto y sonrosado,
se distingue entre diez mil.
5:11 Su cabeza es un lingote de oro puro,
sus cabellos son ramas de palmera,
negros como un cuervo.
5:12 Sus ojos son dos palomas
junto a una corriente de agua,
que se bañan en leche
y se posan sobre un estanque.
5:13 Sus mejillas son canteros perfumados,
almácigos de hierbas aromáticas.
Sus labios son lirios
que destilan mirra pura.
5:14 Sus manos, brazaletes de oro,
adornados con piedras de Tarsis.
Su vientre, un bloque de marfil,
todo incrustado de zafiros.
5:15 Sus piernas, columnas de alabastro,
asentadas sobre bases de oro puro.
Su aspecto es como el Líbano,
esbelto como los cedros.
5:16 Su paladar rebosa dulzura
y todo en él es una delicia.
Así es mi amado, así es mi amigo,
hijas de Jerusalén.

lunes, 19 de mayo de 2014

Cantar de los Cantares: Cap 4

CAPÍTULO 4
 
La belleza deslumbrante de la Amada

El Amado
4:1 ¡Qué hermosa eres, amada mía, qué hermosa eres!
Tus ojos son palomas,
detrás de tu velo.
Tus cabellos, como un rebaño de cabras
que baja por las laderas de Galaad.
4:2 Tus dientes, como un rebaño de ovejas esquiladas
que acaban de bañarse:
todas ellas han tenido mellizos
y no hay ninguna estéril.
4:3 Como una cinta escarlata son tus labios
y tu boca es hermosa.
Como cortes de granada son tus mejillas,
detrás de tu velo.
4:4 Tu cuello es como la torre de David,
construida con piedras talladas:
de ella cuelgan mil escudos,
toda clase de armaduras de guerreros.
4:5 Tus pechos son como dos ciervos jóvenes,
mellizos de una gacela,
que pastan entre los lirios.
4:6 Antes que sople la brisa
y huyan las sombras,
iré a la montaña de la mirra,
a la colina del incienso.
4:7 Eres toda hermosa, amada mía,
y no tienes ningún defecto.
4:8 ¡Ven conmigo del Líbano, novia mía,
ven desde el Líbano!
Desciende desde la cumbre del Amaná,
desde las cimas del Sanir y del Hermón,
desde la guarida de los leones,
desde los montes de los leopardos.
4:9 ¡Me has robado el corazón
hermana mía, novia mía!
¡Me has robado el corazón
con una sola de tus miradas,
con una sola vuelta de tus collares!
4:10 ¡Qué hermosos son tus amores,
hermana mía, novia mía!
Tus amores son más deliciosos que el vino,
y el aroma de tus perfumes,
mejor que todos los ungüentos.
4:11 ¡Tus labios destilan miel pura,
novia mía!
Hay miel y leche bajo tu lengua,
y la fragancia de tus vestidos
es como el aroma del Líbano.
4:12 Eres un jardín cerrado
hermana mía, novia mía;
eres un jardín cerrado,
una fuente sellada.
4:13 Tus brotes son un vergel de granadas,
con frutos exquisitos:
alheña con nardos,
4:14 nardo y azafrán,
caña aromática y canela,
con todos los árboles de incienso,
mirra y áloe,
con los mejores perfumes.
4:15 ¡Fuente que riega los jardines,
manantial de agua viva,
que fluye desde el Líbano!

Los deseos de la Amada

La Amada
4:16 ¡Despierta, viento del norte,
ven, viento del sur!
¡Soplen sobre mi jardín
para que exhale su perfume!
¡Que mi amado entre en su jardín
y saboree sus frutos deliciosos!

lunes, 12 de mayo de 2014

Cantar de los Cantares: Cap3

CAPÍTULO 3
 
El Amado perdido y reencontrado

3:1 En mi lecho, durante la noche, busqué al amado de mi alma.
¡Lo busqué y no lo encontré!
3:2 Me levantaré y recorreré la ciudad;
por las calles y las plazas,
buscaré al amado de mi alma.
¡Lo busqué y no lo encontré!
3:3 Me encontraron los centinelas
que hacen la ronda por la ciudad:
"¿Han visto al amado de mi alma?"
3:4 Apenas los había pasado,
encontré al amado de mi alma.
Lo agarré, y no lo soltaré
hasta que lo haya hecho entrar
en la casa de mi madre,
en la habitación de la que me engendró. 

El Amado
3:5 ¡Júrenme, hijas de Jerusalén,
por las gacelas y las ciervas del campo,
que no despertarán ni desvelarán a mi amor,
hasta que ella quiera.
Aparición del suntuoso cortejo nupcial

Tercer canto

Coro
3:6 ¿Qué es eso que sube del desierto,
como una columna de humo,
perfumada de mirra y de incienso
y de todos los perfumes exóticos?

La Amada
3:7 ¡Es la litera de Salomón!
La rodean sesenta guerreros,
de los más valientes de Israel:
3:8 todos ellos provistos de espada,
adiestrados para el combate,
cada uno con su espada a la cintura
por temor a los peligros de la noche.
3:9 El rey Salomón se hizo una litera
con maderas del Líbano.
3:10 Sus columnas las hizo de plata,
su respaldo de oro,
su asiento de púrpura,
con el interior revestido de ébano.
Hijas de Jerusalén,
3:11 salgan a contemplar al rey Salomón,
con la corona que le ciñó su madre,
el día de su boda, el día de su alegría.

lunes, 5 de mayo de 2014

Cantar de los Cantares: Cap 2

CAPÍTULO 2
 
2:1 Yo soy el narciso de Sarón, el lirio de los valles.

El Amado
2:2 Como un lirio entre los cardos
es mi amada entre las jóvenes. 

La Amada
2:3 Como un manzano entre los árboles silvestres,
es mi amado entre los jóvenes:
yo me senté a su sombra tan deseada
y su fruto es dulce a mi paladar.
2:4 Él me hizo entrar en la bodega
y enarboló sobre mí la insignia del Amor.
2:5 Reconfórtenme con pasteles de pasas,
reanímenme con manzanas,
porque estoy enferma de amor. 

La apacible unión de los enamorados

2:6 Su izquierda sostiene mi cabeza
y con su derecha me abraza. 

El Amado
2:7 ¡Júrenme, hijas de Jerusalén,
por las gacelas y las ciervas del campo,
que no despertarán ni desvelarán a mi amor,
hasta que ella quiera!

Visita del Amado al llegar la primavera

Segundo canto

La Amada
2:8 ¡La voz de mi amado!
Ahí viene, saltando por las montañas,
brincando por las colinas.
2:9 Mi amado es como una gacela,
como un ciervo joven.
Ahí está: se detiene
detrás de nuestro muro;
mira por la ventana,
espía por el enrejado.
2:10 Habla mi amado, y me dice:
"¡Levántate, amada mía,
y ven, hermosa mía!
2:11 Porque ya pasó el invierno,
cesaron y se fueron las lluvias.
2:12 Aparecieron las flores sobre la tierra,
llegó el tiempo de las canciones,
y se oye en nuestra tierra
el arrullo de la tórtola.
2:13 La higuera dio sus primeros frutos
y las viñas en flor exhalan su perfume.
¡Levántate, amada mía,
y ven, hermosa mía!
2:14 Paloma mía, que anidas
en las grietas de las rocas,
en lugares escarpados,
muéstrame tu rostro,
déjame oír tu voz;
porque tu voz es suave
y es hermoso tu semblante". 

La oposición de los hermanos

Coro
2:15 Cacen a los zorros,
a esos zorros pequeños
que arrasan las viñas,
¡y nuestras viñas están en flor!
Respuesta decidida de la Amada

La Amada
2:16 ¡Mi amado es para mí,
y yo soy para mi amado,
que apacienta su rebaño entre los lirios!
2:17 Antes que sople la brisa y huyan las sombras
¡vuelve, amado mío,
como una gacela,
o como un ciervo joven,
por las montañas de Beter!

lunes, 28 de abril de 2014

Cantar de los Cantares: Cap 1

El cantar de los Cantares es una pieza especial (muy especial) de la poesía universal... No más palabras... Su profundo significado nos impregna de sentido vital, y arrobamiento... disfrutadlo... :-)



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CAPÍTULO 1
 
Título

1:1 El Canto más hermoso, de Salomón. 

Preludio

La Amada
1:2 ¡Que me bese ardientemente con su boca!
Porque tus amores son más deliciosos que el vino;
1:3 sí, el aroma de tus perfumes es exquisito,
tu nombre es un perfume que se derrama:
por eso las jóvenes se enamoran de ti.
1:4 Llévame contigo: ¡corramos!
El rey me introdujo en sus habitaciones:
¡gocemos y alegrémonos contigo,
celebremos tus amores más que el vino!
¡Cuánta razón tienen para amarte! 

Primer canto 

La hermosura de la Amada

1:5 Soy morena, pero hermosa,
hijas de Jerusalén,
como los campamentos de Quedar,
como las carpas de Salmá.
1:6 No se fijen en mi tez morena:
he sido tostada por el sol.
Los hijos de mi madre se irritaron contra mí,
me pusieron a cuidar las viñas,
¡y a mi propia viña no la pude cuidar! 

Ansiosa interpelación al Amado ausente

1:7 Dime, amado de mi alma,
dónde llevas a pastar el rebaño,
dónde lo haces descansar al mediodía,
para que yo no ande vagando
junto a los rebaños de tus compañeros.
Respuesta de los pastores

Coro
1:8 Si tú no lo sabes,
¡la más bella de las mujeres!
sigue las huellas del rebaño
y lleva a pastar tus cabritos
junto a las cabañas de los pastores. 

Elogio de la Amada

El Amado
1:9 Yo te comparo, amada mía,
a una yegua uncida al carro del Faraón.
1:10 ¡Qué hermosas son tus mejillas entre los aros
y tu cuello entre los collares!
1:11 Te haremos pendientes de oro,
con incrustaciones de plata. 

Elogio del Amado

La Amada
1:12 Mientras el rey está en su diván,
mi nardo exhala su perfume.
1:13 Mi amado es para mí una bolsita de mirra
que descansa entre mis pechos.
1:14 Mi amado es para mí un racimo de alheña
en las viñas de Engadí. 

Expresiones de amor mutuo

El Amado
1:15 ¡Qué hermosa eres, amada mía, qué hermosa eres!
¡Tus ojos son palomas!

La Amada
1:16 ¡Qué hermoso eres, amado mío,
eres realmente encantador!
¡Qué frondoso es nuestro lecho!
1:17 Las vigas de nuestra casa son los cedros
y nuestro artesonado, los cipreses.

lunes, 21 de abril de 2014

Salmo 150

SALMO 150

Todo viviente alabe al Señor

150:1 ¡Aleluya!
Alaben a Dios en su Santuario,
alábenlo en su poderoso firmamento;
150:2 Alábenlo por sus grandes proezas,
alábenlo por su inmensa grandeza.
150:3 Alábenlo con toques de trompeta,
alábenlo con el arpa y la cítara;
150:4 alábenlo con tambores y danzas,
alábenlo con laudes y flautas.
150:5 Alábenlo con platillos sonoros,
alábenlo con platillos vibrantes,
150:6 ¡Que todos los seres vivientes
alaben al Señor!
¡Aleluya!

lunes, 14 de abril de 2014

San Agustín: Comentarios al Salmo 149


Cantad al Señor un cántico nuevo, resuene su alabanza en la asamblea de los fieles. Se nos ha exhortado a cantar al Señor un cántico nuevo. El hombre nuevo conoce el cántico nuevo. Cantar es alegría y, si nos fijamos más detenidamente, cantar es expresión de amor. De modo que quien ha aprendido a amar la vida nueva, sabe cantar el cántico nuevo. De modo que el cántico nuevo nos hace pensar en lo que es la vida nueva. El hombre nuevo, el cántico nuevo, el Testamento nuevo: todo pertenece al mismo y único reino. Por esto, el hombre nuevo cantará el cántico nuevo y pertenecerá al Testamento nuevo. 

Todo hombre ama; nadie hay que no ame; pero hay que preguntar qué es lo que ama. No se nos invita a no amar, sino a que elijamos lo que hemos de amar. ¿Pero, cómo vamos a elegir si no somos primero elegidos, y cómo vamos a amar si no nos aman primero? Oíd al apóstol Juan: Nosotros amamos a Dios, porque él nos amó primero. Trata de averiguar de dónde le viene al hombre poder amar a Dios y no encontrarás otra razón sino que es porque Dios le amó primero. Se entregó a sí mismo para que le amáramos, y con ello nos dio la posibilidad y el motivo de amarle. Escuchad al apóstol Pablo que nos habla con toda claridad, de la raíz de nuestro amor: El amor de Dios, dice, ha sido derramado en nuestros corazones. Y, ¿de quién proviene este amor? ¿De nosotros tal vez? Ciertamente no proviene de nosotros. Pues, ¿de quién? Del Espíritu Santo que se nos ha dado

Por tanto, teniendo una gran confianza, amemos a Dios en virtud del mismo don que Dios nos ha dado. Oíd a Juan que dice más claramente aún: Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él. No basta con decir: el amor es de Dios. ¿Quién de vosotros sería capaz de decir: Dios es amor? Y lo dijo quien sabía lo que se traía entre manos. 

Dios se nos ofrece como objeto total y nos dice: «amadme, y me poseeréis; porque no os será posible amarme si antes no me poseéis». 

¡Oh, hermanos e hijos, vosotros que sois brotes de la Iglesia universal, semilla santa del reino eterno, los regenerados y nacidos en Cristo! Oídme: Cantad por mí al Señor un cántico nuevo. «Ya estamos cantando», decís. Cantáis, sí, cantáis. Ya os oigo. Pero procurad que vuestra vida no dé testimonio contra lo que vuestra lengua canta. 

Cantad con vuestra voz, cantad con vuestro corazón, cantad con vuestra boca, cantad con vuestras costumbres: Cantad al Señor un cántico nuevo. ¿Preguntáis qué es lo que vais a cantar de aquel a quien amáis? Porque sin duda queréis cantar en honor de aquel a quien amáis: preguntáis qué alabanzas vais a cantar de él. Ya lo habéis oído: Cantad al Señor un cántico nuevo. ¿Preguntáis qué alabanzas debéis cantar? Resuene su alabanza en la asamblea de los fieles. La alabanza del canto reside en el mismo cantor. 


San Agustín de Hipona

Salmo 149

SALMO 149

El Señor se complace en su pueblo

149:1 ¡Aleluya!
Canten al Señor un canto nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
149:2 que Israel se alegre por su Creador
y los hijos de Sión se regocijen por su Rey.
149:3 Celebren su Nombre con danzas,
cántenle con el tambor y la cítara,
149:4 porque el Señor tiene predilección por su pueblo
y corona con el triunfo a los humildes.
149:5 Que los fieles se alegren por su gloria
y canten jubilosos en sus fiestas.
149:6 Glorifiquen a Dios con sus gargantas
y empuñen la espada de dos filos:
149:7 para tomar venganza de los pueblos
y castigar a las naciones;
149:8 para atar con cadenas a sus reyes,
y con grillos de hierro a sus jefes.
149:9 Así se les aplicará la sentencia dictada:
esta es la victoria de todos tus fieles.
¡Aleluya!

lunes, 7 de abril de 2014

Salmo 148

SALMO 148

Alaben el nombre del Señor

148:1 ¡Aleluya!
Alaben al Señor desde el cielo,
alábenlo en las alturas;
148:2 alábenlo, todos sus ángeles,
alábenlo, todos sus ejércitos.
148:3 Alábenlo, sol y luna,
alábenlo, astros luminosos;
148:4 alábenlo, espacios celestiales
y aguas que están sobre el cielo.
148:5 Alaben el nombre del Señor,
porque él lo ordenó, y fueron creados;
148:6 él los afianzó para siempre,
estableciendo una ley que no pasará.
148:7 Alaben al Señor desde la tierra,
los cetáceos y los abismos del mar;
148:8 el rayo, el granizo, la nieve, la bruma,
y el viento huracanado
que obedece a sus órdenes.
148:9 Las montañas y todas las colinas,
los árboles frutales y todos los cedros;
148:10 las fieras y los animales domésticos,
los reptiles y los pájaros alados.
148:11 Los reyes de la tierra y todas las naciones,
los príncipes y los gobernantes de la tierra;
148:12 los ancianos, los jóvenes y los niños,
148:13 alaben el nombre del Señor.
Porque sólo su Nombre es sublime;
su majestad está sobre el cielo y la tierra,
148:14 y él exalta la fuerza de su pueblo.
¡A él, la alabanza de todos sus fieles,
y de Israel, el pueblo de sus amigos!
¡Aleluya!

San Agustín: Comentarios al Salmo 148

Toda nuestra vida presente debe discurrir en la alabanza de Dios, porque en ella consistirá la alegría sempiterna de la vida futura; y nadie puede hacerse idóneo de la vida futura, si no se ejercita ahora en esta alabanza. Ahora, alabamos a Dios, pero también le rogamos. Nuestra alabanza incluye la alegría, la oración, el gemido. Es que se nos ha prometido algo que todavía no poseemos, y, porque es veraz el que lo ha prometido, nos alegramos por la esperanza; mas, porque todavía no lo poseemos, gemimos por el deseo. Es cosa buena perseverar en este deseo, hasta que llegue lo prometido; entonces cesará el gemido y subsistirá únicamente la alabanza.

Por razón de estos dos tiempos –uno, el presente, que se desarrolla en medio de las pruebas y tribulaciones de esta vida, y el otro, el futuro, en el que gozaremos de la seguridad y alegría perpetuas–, se ha instituido la celebración de un doble tiempo, el de antes y el de después de Pascua. El que precede a la Pascua significa las tribulaciones que en esta vida pasamos; el que celebramos ahora, después de Pascua, significa la felicidad que luego poseeremos. Por tanto, antes de Pascua celebramos lo mismo que ahora vivimos; después de Pascua celebramos y significamos lo que aún no poseemos. Por esto, en aquel primer tiempo nos ejercitamos en ayunos y oraciones; en el segundo, el que ahora celebramos, descansamos de los ayunos y lo empleamos todo en la alabanza. Esto significa el Aleluya que cantamos.

En aquel que es nuestra cabeza, hallamos figurado y demostrado este doble tiempo. La pasión del Señor nos muestra la penuria de la vida presente, en la que tenemos que padecer la fatiga y la tribulación, y finalmente la muerte; en cambio, la resurrección y glorificación del Señor es una muestra de la vida que se nos dará.

Ahora, pues, hermanos, os exhortamos a la alabanza de Dios; y esta alabanza es la que nos expresamos mutuamente cuando decimos: Aleluya. «Alabad al Señor», nos decimos unos a otros; y así, todos hacen aquello a lo que se exhortan mutuamente. Pero procurad alabarlo con toda vuestra persona, esto es, no sólo vuestra lengua y vuestra voz deben alabar a Dios, sino también vuestro interior, vuestra vida, vuestras acciones.

En efecto, lo alabamos ahora, cuando nos reunimos en la iglesia; y, cuando volvemos a casa, parece que cesamos de alabarlo. Pero, si no cesamos en nuestra buena conducta, alabaremos continuamente a Dios. Dejas de alabar a Dios cuando te apartas de la justicia y de lo que a él le place. Si nunca te desvías del buen camino, aunque calle tu lengua, habla tu conducta; y los oídos de Dios atienden a tu corazón. Pues, del mismo modo que nuestros oídos escuchan nuestra voz, así los oídos de Dios escuchan nuestros pensamientos.


San Agustín de Hipona

lunes, 31 de marzo de 2014

Salmo 147

SALMO 147 (146-147)

El Señor aprecia a quienes lo respetan

¡Aleluya! 

El Señor, protector de los humildes

147:1 ¡Qué bueno es cantar a nuestro Dios,
qué agradable y merecida es su alabanza!
147:2 El Señor reconstruye a Jerusalén
y congrega a los dispersos de Israel;
147:3 sana a los que están afligidos
y les venda las heridas.
147:4 Él cuenta el número de las estrellas
y llama a cada una por su nombre:
147:5 nuestro Señor es grande y poderoso,
su inteligencia no tiene medida.
147:6 El Señor eleva a los oprimidos
y humilla a los malvados hasta el polvo. 

La Providencia universal de Dios

147:7 Respondan al Señor dándole gracias,
toquen la cítara para nuestro Dios.
147:8 El Señor cubre el cielo de nubes
y provee de lluvia a la tierra;
hace brotar la hierba en las montañas
y las plantas para provecho del hombre;
147:9 dispensa su alimento al ganado,
y a los pichones de cuervo que claman a él.
147:10 No le agrada el vigor de los caballos
ni valora los músculos del hombre:
147:11 el Señor ama a los que lo temen
y a los que esperan en su misericordia. 

La eficacia de la Palabra de Dios

147:12 ¡Glorifica al Señor, Jerusalén,
alaba a tu Dios, Sión!
147:13 Él reforzó los cerrojos de tus puertas
y bendijo a tus hijos dentro de ti;
147:14 él asegura la paz en tus fronteras
y te sacia con lo mejor del trigo.
147:15 Envía su mensaje a la tierra,
su palabra corre velozmente;
147:16 reparte la nieve como lana
y esparce la escarcha como ceniza.
147:17 Él arroja su hielo como migas,
y las aguas se congelan por el frío;
147:18 da una orden y se derriten,
hace soplar su viento y corren las aguas.
147:19 Revela su palabra a Jacob,
sus preceptos y mandatos a Israel:
147:20 a ningún otro pueblo trató así
ni le dio a conocer sus mandamientos.
¡Aleluya!

lunes, 24 de marzo de 2014

Salmo 146

SALMO 146 (145)

El Señor levanta los oprimidos

146:1 ¡Aleluya!
¡Alaba al Señor, alma mía!
146:2 Alabaré al Señor toda mi vida;
mientras yo exista, cantaré al Señor.
146:3 No confíen en los poderosos,
en simples mortales, que no pueden salvar:
146:4 cuando expiran, vuelven al polvo,
y entonces se esfuman sus proyectos.
146:5 Feliz el que se apoya en el Dios de Jacob
y pone su esperanza en el Señor, su Dios:
146:6 él hizo el cielo y la tierra,
el mar y todo lo que hay en ellos.
Él mantiene su fidelidad para siempre,
146:7 hace justicia a los oprimidos
y da pan a los hambrientos.
El Señor libera a los cautivos,
146:8 abre los ojos de los ciegos
y endereza a los que están encorvados.
146:9 El Señor protege a los extranjeros
y sustenta al huérfano y a la viuda;
146:8c el Señor ama a los justos
y entorpece el camino de los malvados.
146:10 El Señor reina eternamente,
reina tu Dios, Sión,
a lo largo de las generaciones.
¡Aleluya!

lunes, 17 de marzo de 2014

Salmo 145

SALMO 145 (144)
 
A todas sus obras alcanza su ternura

145:1 Himno de David. 

La grandeza de Dios en sus acciones

Te alabaré, Dios mío, a ti, el único Rey,
y bendeciré tu Nombre eternamente;
145:2 día tras día te bendeciré,
y alabaré tu Nombre sin cesar.
145:3 ¡Grande es el Señor y muy digno de alabanza:
su grandeza es insondable!
145:4 Cada generación celebra tus acciones
y le anuncia a las otras tus portentos:
145:5 ellas hablan del esplendor de tu gloria,
y yo también cantaré tus maravillas.
145:6 Ellas publican tus tremendos prodigios
y narran tus grandes proezas;
145:7 divulgan el recuerdo de tu inmensa bondad
y cantan alegres por tu victoria.
145:8 El Señor es bondadoso y compasivo,
lento para enojarse y de gran misericordia;
145:9 el Señor es bueno con todos
y tiene compasión de todas sus criaturas.
145:10 Que todas tus obras te den gracias, Señor,
y tus fieles te bendigan;
145:11 que anuncien la gloria de tu reino
y proclamen tu poder.
145:12 Así manifestarán a los hombres tu fuerza
y el glorioso esplendor de tu reino:
145:13 tu reino es un reino eterno,
y tu dominio permanece para siempre. 

La bondad de Dios hacia sus criaturas

El Señor es fiel en todas sus palabras
y bondadoso en todas sus acciones.
145:14 El Señor sostiene a los que caen
y endereza a los que están encorvados.
145:15 Los ojos de todos esperan en ti,
y tú les das la comida a su tiempo;
145:16 abres tu mano y colmas de favores
a todos los vivientes.
145:17 El Señor es justo en todos sus caminos
y bondadoso en todas sus acciones;
145:18 está cerca de aquellos que lo invocan,
de aquellos que lo invocan de verdad.
145:19 El Señor cumple los deseos de sus fieles,
escucha su clamor y les da la salvación;
145:20 el Señor protege a todos sus amigos
y destruye a los malvados.
145:21 Mi boca proclamará la alabanza del Señor:
que todos los vivientes bendigan su santo Nombre,
desde ahora y para siempre.

lunes, 10 de marzo de 2014

Salmo 144

SALMO 144 (143)

Sálvame, Señor, del poder del extranjero

144:1 De David. 

Afirmación del poder de Dios

Bendito sea el Señor, mi Roca,
el que adiestra mis brazos para el combate
y mis manos para la lucha.
144:2 Él es mi bienhechor y mi fortaleza,
mi baluarte y mi libertador;
él es el escudo con que me resguardo,
y el que somete los pueblos a mis pies.
144:3 Señor, ¿qué es el hombre para que tú lo cuides,
y el ser humano, para que pienses en él?
144:4 El hombre es semejante a un soplo,
y sus días son como una sombra fugaz. 

Súplica por la victoria nacional

144:5 Inclina tu cielo, Señor, y desciende;
toca las montañas para que arrojen humo.
144:6 Lanza un rayo y dispersa a tus enemigos,
dispara tus flechas, y confúndelos.
144:7 Extiende tu mano desde lo alto,
y líbrame de las aguas caudalosas;
sálvame del poder de los extranjeros,
144:8 que dicen mentiras con la boca
y tienen las manos llenas de traición.
144:9 Dios mío, yo quiero cantarte un canto nuevo
y tocar para ti con el arpa de diez cuerdas,
144:10 porque tú das la victoria a los reyes
y libras a David, tu servidor.
Líbrame de la espada maligna,
144:11 sálvame del poder de los extranjeros,
que dicen mentiras con la boca
y tienen las manos llenas de traición. 

Súplica por la prosperidad de la nación

144:12 Que nuestros hijos sean como plantas,
florecientes en plena juventud;
que nuestras hijas se asemejen a columnas,
esculpidas como las de un palacio.
144:13 Que nuestros graneros estén repletos
con productos de todas las especies;
que nuestros rebaños se reproduzcan a millares
en todas nuestras praderas.
144:14 Que nuestros bueyes estén bien cargados,
que no haya brechas ni aberturas en los muros
ni gritos de angustia en nuestras plazas.
144:15 ¡Feliz el pueblo que tiene todo esto,
feliz el pueblo cuyo Dios es el Señor!

lunes, 3 de marzo de 2014

Salmo 143

SALMO 143 (142)

Señor, hazme sentir tu amor cada mañana

143:1 Salmo de David.
Señor, escucha mi oración,
atiende a mi plegaria;
respóndeme, por tu fidelidad y tu justicia.
143:2 No llames a juicio a tu servidor,
porque ningún ser viviente es justo en tu presencia.
143:3 El enemigo me persiguió a muerte,
aplastó mi vida contra el suelo;
me introdujo en las tinieblas,
como a los muertos de hace muchos años.
143:4 El aliento se extingue en mi interior,
mi corazón desfallece en mi pecho.
143:5 Me acuerdo de los tiempos pasados,
medito todas tus acciones;
considero la obra de tus manos
143:6 y extiendo mis brazos hacia ti:
suspiro por ti como tierra reseca. Pausa
143:7 Respóndeme en seguida, Señor,
porque estoy sin aliento.
No me ocultes tu rostro,
para que yo no sea como los que bajan a la fosa.
143:8 Que yo experimente tu amor por la mañana,
porque confío en ti;
indícame el camino que debo seguir,
porque a ti elevo mi alma.
143:9 Líbrame, Señor, de mis enemigos,
porque me refugio en ti;
143:10 enséñame a hacer tu voluntad,
porque tú eres mi Dios.
Que tu espíritu bondadoso me conduzca
por una tierra llana.
143:11 Por amor de tu Nombre, Señor,
consérvame la vida.
Por tu justicia, sácame del peligro;
143:12 por tu fidelidad, destruye a mi enemigo;
aniquila a mis opresores,
porque yo soy tu servidor.

lunes, 24 de febrero de 2014

Salmo 142

SALMO 142 (141)

Atiende a mi clamor, que ya no puedo más

142:1 Poema de David. Cuando estaba en la cueva. Oración.
142:2 Invocaré al Señor con toda mi voz,
con toda mi voz suplicaré al Señor;
142:3 expondré mi queja ante él,
expresaré mi angustia en su presencia.
142:4 Ya se me acaba el aliento,
pero tú conoces mi camino:
en la senda por donde voy
me han ocultado una trampa.
142:5 Miro a la derecha, observo,
y no hay nadie que se ocupe de mí;
ya no tengo dónde refugiarme,
nadie se interesa por mi vida.
142:6 Por eso clamo a ti, Señor,
y te digo: "Tú eres mi refugio,
mi herencia en la tierra de los vivientes".
142:7 Atiende a mi clamor,
porque estoy en la miseria;
líbrame de mis perseguidores,
porque son más fuertes que yo.
142:8 Sácame de la prisión,
y daré gracias a tu Nombre:
porque los justos esperan
que me concedas tu favor.

lunes, 17 de febrero de 2014

Salmo 140

SALMO 140 (139)

Sálvame, Señor, de la mano del malvado

140:1 Del maestro de coro. Salmo de David.
140:2 Líbrame, Señor, de la gente malvada,
protégeme de los hombres violentos,
140:3 de los que sólo piensan en hacer el mal
y provocan discordias todo el día.
140:4 Ellos afilan su lengua como serpientes,
en sus labios hay veneno de víboras. Pausa
140:5 Defiéndeme, Señor, de las manos del impío,
protégeme de los hombres violentos,
de los que intentan hacerme tropezar
y han tendido una red ante mis pies:
140:6 los prepotentes me han ocultado trampas y lazos,
me han puesto asechanzas al borde del camino.
Pausa
140:7 Pero yo digo al Señor: "Tú eres mi Dios":
escucha, Señor, el clamor de mi súplica;
140:8 Señor, mi Señor, mi ayuda poderosa,
recubre mi cabeza en el momento del combate.
140:9 No satisfagas los deseos del malvado
ni dejes que se cumplan sus proyectos;
140:10 que no levanten cabeza los que me asedian,
y su maledicencia los envuelva. Pausa
140:11 Que se acumulen sobre ellos
carbones encendidos,
que caigan en lo profundo y no puedan levantarse.
140:12 Que los difamadores no estén seguros en la tierra,
y la desgracia persiga a muerte al violento.
140:13 Yo sé que el Señor hace justicia a los humildes
y defiende los derechos de los pobres.
140:14 Sí, los justos darán gracias a tu Nombre
y los buenos vivirán en tu presencia.

lunes, 10 de febrero de 2014

Salmo 139

SALMO 139 (138)

Oh Dios, qué profundos son tus proyectos

139:1 Del maestro de coro. De David. Salmo. 

Reconocimiento de la insondable sabiduría de Dios

Señor, tú me sondeas y me conoces,
139:2 tú sabes si me siento o me levanto;
de lejos percibes lo que pienso,
139:3 te das cuenta si camino o si descanso,
y todos mis pasos te son familiares.
139:4 Antes que la palabra esté en mi lengua,
tú, Señor, la conoces plenamente;
139:5 me rodeas por detrás y por delante
y tienes puesta tu mano sobre mí;
139:6 una ciencia tan admirable me sobrepasa:
es tan alta que no puedo alcanzarla.
139:7 ¿A dónde iré para estar lejos de tu espíritu?
¿A dónde huiré de tu presencia?
139:8 Si subo al cielo, allí estás tú;
si me tiendo en el Abismo, estás presente.
139:9 Si tomara las alas de la aurora
y fuera a habitar en los confines del mar,
139:10 también allí me llevaría tu mano
y me sostendría tu derecha.
139:11 Si dijera: "¡Que me cubran las tinieblas
y la luz sea como la noche a mi alrededor!",
139:12 las tinieblas no serían oscuras para ti
y la noche sería clara como el día.
v13 Tú creaste mis entrañas,
me plasmaste en el seno de mi madre:
139:14 te doy gracias porque fui formado
de manera tan admirable.
¡Qué maravillosas son tus obras!
Tú conocías hasta el fondo de mi alma
139:15 y nada de mi ser se te ocultaba,
cuando yo era formado en lo secreto,
cuando era tejido en lo profundo de la tierra.
139:16 Tus ojos ya veían mis acciones,
todas ellas estaban en tu Libro;
mis días estaban escritos y señalados,
antes que uno solo de ellos existiera.
139:17 ¡Qué difíciles son para mí tus designios!
¡Y qué inmenso, Dios mío, es el conjunto de ellos!
139:18 Si me pongo a contarlos, son más que la arena;
y si terminara de hacerlo,
aún entonces seguiría a tu lado. 

Profesión de inocencia frente a los malvados

139:19 ¡Ojalá, Dios mío, hicieras morir a los malvados
y se apartaran de mí los hombres sanguinarios,
139:20 esos que hablan de ti con perfidia
y en vano se rebelan contra ti!
139:21 ¿Acaso yo no odio a los que te odian
y aborrezco a los que te desprecian?
139:22 Yo los detesto implacablemente,
y son para mí verdaderos enemigos.
139:23 Sondéame, Dios mío, y penetra mi interior;
examíname y conoce lo que pienso;
139:24 observa si estoy en un camino falso
y llévame por el camino eterno.

lunes, 3 de febrero de 2014

Salmo 138

SALMO 138 (137)

Cuanto te invoqué, Señor, me escuchaste

138:1 De David.
Te doy gracias, Señor, de todo corazón,
te cantaré en presencia de los ángeles.
138:2 Me postraré ante tu santo Templo,
y daré gracias a tu Nombre
por tu amor y tu fidelidad,
porque tu promesa ha superado tu renombre.
138:3 Me respondiste cada vez que te invoqué
y aumentaste la fuerza de mi alma.
138:4 Que los reyes de la tierra te bendigan
al oír las palabras de tu boca,
138:5 y canten los designios del Señor,
porque la gloria del Señor es grande.
138:6 El Señor está en las alturas,
pero se fija en el humilde
y reconoce al orgulloso desde lejos.
138:7 Si camino entre peligros, me conservas la vida,
extiendes tu mano contra el furor de mi enemigo,
y tu derecha me salva.
138:8 El Señor lo hará todo por mí.
Tu amor es eterno, Señor,
¡no abandones la obra de tus manos!

lunes, 27 de enero de 2014

Salmo 137

SALMO 137 (136)

Junto a los ríos de Babilonia

Nostalgia de Jerusalén

137:
1 Junto a los ríos de Babilonia,
nos sentábamos a llorar,
acordándonos de Sión.
137:2 En los sauces de las orillas
teníamos colgadas nuestras cítaras.
137:3 Allí nuestros carceleros
nos pedían cantos,
y nuestros opresores, alegría:
"¡Canten para nosotros un canto de Sión!"
137:4 ¿Cómo podíamos cantar un canto del Señor
en tierra extranjera?
137:5 Si me olvidara de ti, Jerusalén,
que se paralice mi mano derecha;
137:6 que la lengua se me pegue al paladar
si no me acordara de ti,
si no pusiera a Jerusalén
por encima de todas mis alegrías. 

Imprecación contra los enemigos de Israel

137:7 Recuerda, Señor, contra los edomitas,
el día de Jerusalén,
cuando ellos decían: "¡Arrásenla!
¡Arrasen hasta sus cimientos!"
137:8 ¡Ciudad de Babilonia, la devastadora,
feliz el que te devuelva el mal que nos hiciste!
137:9 ¡Feliz el que tome a tus hijos
y los estrelle contra las rocas!

lunes, 20 de enero de 2014

Salmo 136

SALMO 136 (135)

Porque es eterno su amor

¡Aleluya! 

Invitación

136:1 ¡Den gracias al Señor, porque es bueno,
porque es eterno su amor!
136:2 ¡Den gracias al Dios de los dioses,
porque es eterno su amor!
136:3 ¡Den gracias al Señor de los señores,
porque es eterno su amor! 

Las obras de Dios en la Creación

136:4 Al único que hace maravillas,
¡porque es eterno su amor!
136:5 al que hizo los cielos sabiamente,
¡porque es eterno su amor!
136:6 al que afirmó la tierra sobre las aguas,
¡porque es eterno su amor!
136:7 Al que hizo los grandes astros,
¡porque es eterno su amor!
136:8 el sol, para gobernar el día,
¡porque es eterno su amor!
136:9 la luna y las estrellas para gobernar la noche,
¡porque es eterno su amor! 

Las maravillas de Dios en favor de su Pueblo

136:10 Al que hirió a los primogénitos de Egipto,
¡porque es eterno su amor!
136:11 y sacó de allí a su pueblo,
¡porque es eterno su amor!
136:12 con mano fuerte y brazo poderoso,
¡porque es eterno su amor!
136:13 Al que abrió en dos partes el Mar Rojo,
¡porque es eterno su amor!
136:14 al que hizo pasar por el medio a Israel,
¡porque es eterno su amor!
136:15 y hundió en el Mar Rojo
al Faraón con sus tropas,
¡porque es eterno su amor!
136:16 Al que guió a su pueblo por el desierto,
¡porque es eterno su amor!
136:17 al que derrotó a reyes poderosos,
¡porque es eterno su amor!
136:18 y dio muerte a reyes temibles,
¡porque es eterno su amor!
136:19 a Sijón, rey de los amorreos,
¡porque es eterno su amor!
136:20 y a Og, rey de Basán,
¡porque es eterno su amor!
136:21 Al que dio sus territorios en herencia,
¡porque es eterno su amor!
136:22 en herencia a Israel, su servidor,
¡porque es eterno su amor!
136:23 al que en nuestra humillación
se acordó de nosotros,
¡porque es eterno su amor!
136:24 y nos libró de nuestros opresores,
¡porque es eterno su amor! 

La Providencia universal de Dios

136:25 Al que da el alimento a todos los vivientes,
¡porque es eterno su amor!
136:26 ¡Den gracias al Señor del cielo,
porque es eterno su amor!