viernes, 30 de noviembre de 2012

Poner al hijo en cruz

Poner al Hijo en cruz, abierto el seno,
sacrificado porque yo no muera,
prueba es, mi Dios, de amor muy verdadera,
mostraros para mí de amor tan lleno.

Que, a ser yo Dios y vos hombre terreno,
os diera el ser de Dios que yo tuviera
y en el que tengo de hombre me pusiera
a trueque de gozar de un Dios tan bueno.

Y aún no era vuestro amor recompensado,
pues a mí en excelencia me habéis hecho
Dios, y a Dios al ser de hombre habéis bajado.

Deudor quedaré siempre por derecho
de la deuda que en cruz por mí ha pagado
el Hijo por dejaros satisfecho.



 Fray Miguel de Guevara

lunes, 26 de noviembre de 2012

Salmo 76

SALMO 76 (75)

Dios es grande en Israel

76:1 Del maestro de coro. Para instrumentos de cuerda. Salmo de Asaf. Canto.
76:2 Dios es bien conocido en Judá,
su Nombre es grande en Israel.
76:3 En Jerusalén está su Tienda de campaña,
en Sión se levanta su Morada.
76:4 Allí quebró las flechas fulgurantes del arco,
el escudo, la espada y las armas de guerra. Pausa
76:5 ¡Tú eres resplandeciente, majestuoso!
76:6 Montañas de botín fueron arrebatadas
a los valientes,
que ya duermen el sueño de la muerte:
a los guerreros no les respondieron los brazos.
76:7 Por tu amenaza, Dios de Jacob,
quedaron inmóviles los carros de guerra
y los caballos.
76:8 Sólo tú eres temible:
¿quién podrá resistir delante de ti
al ímpetu de tu ira?
76:9 Desde el cielo proclamas la sentencia:
la tierra tiembla y enmudece,
76:10 cuando te alzas para el juicio, Señor,
para salvar a los humildes de la tierra. Pausa
76:11 Sí, el furor de los hombres tendrá que alabarte,
los que sobrevivan al castigo te festejarán.
76:12 Hagan votos al Señor, su Dios, y cúmplanlos;
los que están a su alrededor,
traigan regalos al Temible,
76:13 al que deja sin aliento a los príncipes
y es temible para los reyes de la tierra.

viernes, 23 de noviembre de 2012

A Jesús crucificado

Este conocidísimo soneto es atribuido principalmente a San Juan de Ávila o a Fray Miguel de Guevara... Pero ha quedado tan anónimo en su populalidad como bellísmo en su eternidad:

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No me mueve, mi Dios, para quererte,
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.

Tú me mueves, Señor: muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme el ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.

Muéveme en fin tu amor, de tal manera
que aunque no hubiera cielo yo te amara
y aunque no hubiera infierno te temiera.

No tienes que me dar porque te quiera,
porque aunque lo que espero no esperara
lo mismo que te quiero te quisiera.



Anónimo

lunes, 19 de noviembre de 2012

Salmo 75

SALMO 75 (74)

Dios es quien juzga

75:1 Del maestro de coro. "No destruyas". Salmo de Asaf. Canto. 

Antífona inicial

75:2 Te damos gracias, Señor, te damos gracias:
los que invocan tu Nombre narran tus maravillas.

Oráculo del Señor

75:3 "En el momento que yo decida,
juzgaré con rectitud.
75:4 Se conmueve la tierra con todos sus habitantes,
pero yo he afianzado sus columnas. Pausa
75:5 Digo a los arrogantes: '¡Basta de arrogancia!',
y a los impíos: '¡No levanten la frente!,
75:6 no levanten la frente contra el cielo
ni hablen con actitud insolente'". 

El castigo de los malvados

75:7 Porque ni del oriente ni del occidente,
ni del desierto ni de las montañas...
75:8 ¡El Señor es el único Juez,
que a unos humilla, y a otros exalta!
75:9 Hay una copa en la mano del Señor,
con un vino espumante, lleno de aromas:
la ofrece, y la sorben hasta el final,
la beben todos los malvados de la tierra.
75:10 Pero yo me alegraré para siempre,
cantaré al Dios de Jacob:
75:11 él quebrará el poder de los malvados
y acrecentará el poder de los justos.

viernes, 16 de noviembre de 2012

Señor, Señor, Tú antes, Tú después; Tú en la inmensa
hondura del vacío y en la hondura interior:
Tú en la aurora que canta y en la noche que piensa;
Tú en la flor de los cardos y en los cardos sin flor.

Tú en el cenit a un tiempo y en el nadir; Tú en todas
las transfiguraciones y en todo el padecer;
Tú en la capilla fúnebre y en la noche de bodas;
Tú en el beso primero y en el beso postrer.

Tú en los ojos azules y en los ojos obscuros;
Tú en la frivolidad quinceañera, y también
en las graves ternezas de los años maduros;
Tú en la más negra sima, Tú en el más alto edén.

Si la ciencia engreida no te ve, yo te veo;
si sus labios te niegan, yo te proclamaré.
Por cada hombre que duda, mi alma grita: «Yo creo.»
¡Y con cada fe muerta se agiganta mi fe!



Amado Nervo

lunes, 12 de noviembre de 2012

Salmo 74

SALMO 74 (73)

Acuérdate, Señor, de tu comunidad

74:1 Poema de Asaf. 

La profanación del Santuario

¿Por qué, Señor, nos rechazaste para siempre
y arde tu indignación
contra las ovejas de tu rebaño?
74:2 Acuérdate del pueblo que adquiriste
en otro tiempo,
de la tribu que rescataste
para convertirla en tu herencia;
acuérdate de Sión, donde pusiste tu Morada.
74:3 Vuelve tus pasos hacia esta ruina completa:
todo lo destruyó el enemigo en el Santuario.
74:4 Rugieron tus adversarios
en el lugar de tu asamblea,
pusieron como señales sus propios estandartes.
74:5 Alzaron sus hachas
como en la espesura de la selva;
74:6 destrozaron de un golpe todos los adornos,
los deshicieron con martillos y machetes;
74:7 prendieron fuego a tu Santuario,
profanaron, hasta arrasarla,
la Morada de tu Nombre.
74:8 Habían pensado: "Acabemos con ellos,
quememos todos los templos de Dios en el país".
74:9 Ya no vemos señales ni quedan profetas:
no hay nadie entre nosotros que sepa hasta cuándo.
74:10 ¿Hasta cuándo, Señor, te insultará el enemigo?
¿Nunca cesará el adversario
de despreciar tu Nombre?
74:11 ¿Por qué retiras tu mano, Señor,
y la mantienes oculta en el pecho? 

Himno al Dios creador

74:12 Pero tú, Señor, eres mi Rey desde el principio,
tú lograste victorias en medio de la tierra:
74:13 deshiciste el Mar con tu poder
y quebraste las cabezas del dragón marino;
74:14 aplastaste las cabezas de Leviatán
y lo diste como alimento a las fieras del desierto.
74:15 Hiciste brotar manantiales y torrentes,
secaste los ríos caudalosos;
74:16 tuyo es el día, tuya también la noche,
tú afirmaste la luna y el sol;
74:17 fijaste las fronteras de la tierra,
formaste el verano y el invierno. 

Súplica por la liberación

74:18 Recuerda, Señor, que el enemigo te ha ultrajado,
un pueblo insensato ha despreciado tu Nombre:
74:19 no entregues a los buitres la vida de tu Paloma
ni te olvides para siempre de los pobres.
74:20 Ten presente tu alianza,
porque todos los rincones del país
están repletos de violencia.
74:21 Que el débil no retroceda lleno de confusión,
que el pobre y el oprimido alaben tu Nombre.
74:22 Levántate, Señor, defiende tu causa,
recuerda que el insensato te ultraja sin cesar.
74:23 No olvides los gritos de tus adversarios,
porque crece el tumulto de los que se alzan contra ti.

viernes, 9 de noviembre de 2012

Identidad

Tat tuam asi
(Tú eres esto: es decir, tú eres uno
y lo mismo que cuanto te rodea;
tú eres la cosa en sí)
El que sabe que es uno con Dios, logra el Nirvana:
un Nirvana en que toda tiniebla se ilumina;
vertiginoso ensanche de la conciencia humana,
que es sólo proyección de la Idea Divina
en el Tiempo...

El fenómeno, lo exterior, vano fruto
de la ilusión, se extingue: ya no hay pluralidad,
y el yo, extasiado, abísmase por fin en lo absoluto,
¡y tiene como herencia toda la eternidad!



Amado Nervo

lunes, 5 de noviembre de 2012

Salmo 73

SALMO 73 (72)

Mi felicidad es estar junto a Dios

73:1 Salmo de Asaf. 

Vacilación frente al triunfo del mal

¡Qué bueno es Dios para Israel,
para los limpios de corazón!
73:2 Pero casi se desvían mis pasos,
faltó poco para que diera un traspié,
73:3 porque tuve envidia de los presuntuosos,
al ver la prosperidad de los malvados.
73:4 Para ellos no hay sufrimientos,
su cuerpo está sano y robusto;
73:5 no comparten las penas de los hombres
ni son golpeados como los demás.
73:6 Por eso, el orgullo es su collar
y la violencia, el manto que los cubre;
73:7 la malicia se les sale por los poros,
su corazón rebosa de malos propósitos.
73:8 Se burlan y hablan con maldad;
desde lo alto, amenazan con prepotencia;
73:9 su boca se insolenta contra el cielo
y su lengua se pasea por la tierra.
73:10 Por eso, el pueblo de Dios se vuelve hacia ellos,
y beben el agua a raudales.
73:11 Ellos dicen: "¿Acaso Dios lo va a saber?
¿Se va a enterar el Altísimo?"
73:12 Así son esos malvados
y, siempre tranquilos, acrecientan sus riquezas. 

La suerte final de los impíos

73:13 Entonces, ¿en vano mantuve puro mi corazón
y lavé mis manos en señal de inocencia?
73:14 Porque yo era golpeado todo el día
y cada mañana soportaba mi castigo.
73:15 Si hubiera dicho: "Voy a hablar como ellos",
habría traicionado al linaje de tus hijos.
73:16 Yo reflexionaba, tratando de entenderlo,
pero me resultaba demasiado difícil.
73:17 ¡Hasta que entré en el Santuario de Dios
y comprendí el fin que les espera!
73:18 Sí, tú los pones en un terreno resbaladizo
y los precipitas en la ruina.
73:19 ¡Qué pronto quedan devastados
y acaban consumidos por el horror!
73:20 Son como un sueño al despertar, Señor:
al levantarte, disipas hasta su imagen.
73:21 Cuando se agriaba mi corazón
y me torturaba en mi interior,
73:22 yo era un necio y no comprendía,
era como un animal ante ti. 

La verdadera felicidad

73:23 Pero yo estoy siempre contigo,
tú me has tomado de la mano derecha;
73:24 me guiarás con tu consejo
y después, me recibirás con gloria.
73:25 ¿A quién sino a ti tengo yo en el cielo?
Si estoy contigo, no deseo nada en la tierra.
73:26 Aunque mi corazón y mi carne se consuman,
Dios es mi herencia para siempre
y la Roca de mi corazón.
73:27 Los que se apartan de ti terminan mal,
tú destruyes a los que te son infieles.
73:28 Mi dicha es estar cerca de Dios:
yo he puesto mi refugio en ti, Señor,
para proclamar todas tus acciones.

viernes, 2 de noviembre de 2012

Jesús

Jesús no vino al mundo de «los cielos».
Vino del propio fondo de las almas;
de donde anida el yo: de las regiones
internas del Espíritu.

¿Por qué buscarle encima de las nubes?
Las nubes no son el trono de los dioses.
¿Por qué buscarle en los candentes astros?
Llamas son como el sol que nos alumbra,
orbes, de gases inflamados... Llamas
nomás. ¿Por qué buscarle en los planetas?
Globos son como el nuestro, iluminados
por una estrella en cuyo torno giran.

Jesús vino de donde
vienen los pensamientos más profundos
y el más remoto instinto.
No descendió: emergió del océano
sin fin del subconsciente;
volvió a él, y ahí está, sereno y puro.
Era y es un eón. El que se adentra
osado en el abismo
sin playas de sí mismo,
con la luz del amor, ese le encuentra.



Amado Nervo