lunes, 25 de noviembre de 2013

Salmo 128

SALMO 128 (127)

Que el Señor te bendiga desde Sión

128:1 Canto de peregrinación.
¡Feliz el que teme al Señor
y sigue sus caminos!
128:2 Comerás del fruto de tu trabajo,
serás feliz y todo te irá bien.
128:3 Tu esposa será como una vid fecunda
en el seno de tu hogar;
tus hijos, como retoños de olivo
alrededor de tu mesa.
128:4 ¡Así será bendecido
el hombre que teme al Señor!
128:5 ¡Que el Señor te bendiga desde Sión
todos los días de tu vida:
que contemples la paz de Jerusalén
128:6 y veas a los hijos de tus hijos!
¡Paz a Israel!

lunes, 18 de noviembre de 2013

Salmo 127

SALMO 127 (126)

Si el Señor no construye la casa...

127:1 Canto de peregrinación. De Salomón.
Si el Señor no edifica la casa,
en vano trabajan los albañiles;
si el Señor no custodia la ciudad,
en vano vigila el centinela.
127:2 Es inútil que ustedes madruguen;
es inútil que velen hasta muy tarde
y se desvivan por ganar el pan:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!
127:3 Los hijos son un regalo del Señor,
el fruto del vientre es una recompensa;
127:4 como flechas en la mano de un guerrero
son los hijos de la juventud.
127:5 ¡Feliz el hombre
que llena con ellos su aljaba!
No será humillado al discutir con sus enemigos
en la puerta de la ciudad.

San Agustín: Comentario al Salmo 127 (126)

El templo que Salomón edificó para el Señor era tipo y figura de la futura Iglesia, que es el cuerpo del Señor, tal como dice en el Evangelio: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré. Del mismo modo que Salomón edificó aquel templo, se edificó también un templo el verdadero Salomón, nuestro Señor Jesucristo, el verdadero pacífico. Porque hay que saber que el nombre de Salomón significa «Pacífico», y el verdadero pacífico es Jesucristo, de quien dice el Apóstol: Él es nuestra paz. Él ha hecho de los dos pueblos una sola cosa. Él es el verdadero pacífico que unió en su persona, constituyéndose en piedra angular, los dos muros que provenían de partes opuestas, a saber, el pueblo de los creyentes que provenían de la circuncisión, y el pueblo de los creyentes que provenían de la gentilidad incircuncisa; de ambos pueblos hizo una sola Iglesia, de la que es piedra angular, y por esto es el verdadero pacífico.

Cristo es el verdadero Salomón, y aquel otro Salomón, hijo de David, engendrado de Betsabé, rey de Israel, era figura de este Rey pacífico. Por esto, el salmo, para que pienses más bien en el nuevo Salomón, que es quien edificó la verdadera casa de Dios, empieza con estas palabras: Si el Señor no construye la casa, en vano se cansan los albañiles. El Señor es, por tanto, quien construye la casa, es el Señor Jesucristo quien construye su propia casa. Muchos son los que trabajan en la construcción, pero, si él no construye, en vano se cansan los albañiles.

¿Quiénes son los que trabajan en esta construcción? Todos los que predican la palabra de Dios en la Iglesia, los dispensadores de los misterios de Dios. Todos nos esforzamos, todos trabajamos, todos construimos ahora; y también antes de nosotros se esforzaron, trabajaron, construyeron otros; pero, si el Señor no construye la casa, en vano se cansan los albañiles. Por esto, los apóstoles, y más en concreto Pablo, al ver que algunos se desmoronaban, dice: Respetáis ciertos días, meses, estaciones y años; me hacéis temer que mis fatigas por vosotros hayan sido inútiles. Como sabía que él mismo era edificado interiormente por el Señor, por esto se lamentaba por aquéllos, por el temor de haber trabajado en ellos inútilmente. Nosotros, por tanto, os hablamos desde el exterior, pero es él quien edifica desde dentro. Nosotros podemos saber cómo escucháis, pero cómo pensáis sólo puede saberlo aquel que ve vuestros pensamientos. Es él quien edifica, quien amonesta, quien amedrenta, quien abre el entendimiento, quien os conduce a la fe; aunque nosotros cooperamos también con nuestro esfuerzo.


San Agustín de Hipona

lunes, 11 de noviembre de 2013

Salmo 126

SALMO 126 (125)

El Señor ha hecho grandes cosas por nosotros

126:1 Canto de peregrinación.
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía que soñábamos:
126:2 nuestra boca se llenó de risas
y nuestros labios, de canciones.
Hasta los mismos paganos decían:
"¡El Señor hizo por ellos grandes cosas!"
126:3 ¡Grandes cosas hizo el Señor por nosotros
y estamos rebosantes de alegría!
126:4 ¡Cambia, Señor, nuestra suerte
como los torrentes del Négueb!
126:5 Los que siembran entre lágrimas
cosecharán entre canciones.
126:6 El sembrador va llorando
cuando esparce la semilla,
pero vuelve cantando
cuando trae las gavillas.

lunes, 4 de noviembre de 2013

Salmo 124

SALMO 125 (124)

Paz a Israel

125:1 Canto de peregrinación.
Los que confían en el Señor
son como el monte Sión,
que permanece inconmovible para siempre.
125:2 Jerusalén está rodeada de montañas:
así rodea el Señor a su pueblo,
desde ahora y para siempre.
125:3 No permanecerá el cetro de los malvados
sobre la herencia de los justos;
no sea que también los justos
inclinen sus manos a la maldad.
125:4 Colma de bienes, Señor, a los buenos
y a los rectos de corazón.
125:5 ¡Que el Señor haga ir con los malvados
a los que se desvían por caminos tortuosos!
¡Paz a Israel!