lunes, 20 de junio de 2011

Salmo 5

SALMO 5
 
No eres un Dios que ame la maldad
 
5:1 Del maestro de coro. Para flautas. Salmo de David. 
5:2 Señor, escucha mis palabras,
atiende a mis gemidos; 
5:3 oye mi clamor, mi Rey y mi Dios,
porque te estoy suplicando. 
5:4 Señor, de madrugada ya escuchas mi voz:
por la mañana te expongo mi causa
y espero tu respuesta. 
5:5 Tú no eres un Dios que ama la maldad;
ningún impío será tu huésped, 
5:6 ni los orgullosos podrán resistir
delante de tu mirada.
Tú detestas a los que hacen el mal 
5:7 y destruyes a los mentirosos.
¡Al hombre sanguinario y traicionero
lo abomina el Señor! 
5:8 Pero yo, por tu inmensa bondad,
llego hasta tu Casa,
y me postro ante tu santo Templo
con profundo temor. 
5:9 Guíame, Señor, por tu justicia,
porque tengo muchos enemigos:
ábreme un camino llano. 
5:10 En su boca no hay sinceridad,
su corazón es perverso;
su garganta es un sepulcro abierto,
aunque adulan con la lengua. 
5:11 Castígalos, Señor, como culpables,
que fracasen sus intrigas;
expúlsalo por sus muchos crímenes,
porque se han rebelado contra ti. 
5:12 Así se alegrarán los que en ti se refugian
y siempre cantarán jubilosos;
tú proteges a los que aman tu Nombre,
y ellos se llenarán de gozo. 
5:13 Porque tú, Señor, bendices al justo,
como un escudo lo cubre tu favor.
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